¡Clarketazo!

16/06/2015 05:00 Mauricio Clark Actualizada 05:00
 

¿CUÁNDO NOS ROBARON?

Esta columna la dedico a muchos de ustedes, que, al igual que yo, estamos hasta la madre de tanta corrupción y mentiras.

¿En qué momento nos robaron?, ¿cuándo fue que perdimos la libertad que  presumíamos?, ¿cuándo dejó de ser México lo que era?, ¿en qué momento nos quitaron todo de las manos?

No sé ustedes, queridos lectores, pero en los últimos meses he estado tan antipático y tan desilusionado del sistema de nuestro país; de sus gobernantes corruptos que se llenan los bolsillos y que hacen y deshacen por intereses propios y peor aún, de la manera tan cínica con la que nos están viendo la cara de estúpidos.

No hay día que no exista alguna noticia sobre algún ratero, perdón, sobre algún político que lo hayan ‘cachado’ haciendo de las suyas; enriquecimiento ilícito, casas por aquí, casas por allá, viajes, automóviles de lujo, propiedades millonarias y bien diría mi buen amigo Jaime Maussan: “Y nadie, hace nadaaaaa”.

Me considero un buen ciudadano porque tengo mis documentos en regla, porque he pagado a tiempo mis impuestos, porque cumplo con mis obligaciones y porque siempre que puedo, hablo bien de mi país con conocidos y personas extranjeras,  pero llega también el momento en el que no puedes ‘tapar el sol con un dedo’ y poco a poco salen a relucir todas las porquerías y bajezas con la que el mundo de la ‘polaca’ nos sigue dando ‘atole con el dedo’.

Hace un par de semanas realicé junto con Iván, mi prometido, un viaje  al bellísimo Puerto de Acapulco. A la hora de hacer las maletas me vi obligado a sacar mi computadora personal de la mochila por el temor a que nos asaltaran en la carretera tal y como le pasó a uno de mis mejores amigos hace poco más de un mes, donde por cierto, también le dieron baje con sus cámaras fotográficas y su camioneta.

Las personas que me conocen saben que me encanta la aventura y los viajes de mochilazo y es tristísimo darme cuenta que al menos, en los últimos dos años no he podido realizarlos a lo destinos que más me gustan. Morelia y sus espectaculares calles han quedado en mis recuerdos, los viajes en carretera al Bajío son bajo mi propio riesgo y más triste aún, ahora que estuvimos en Guerrero, fue impresionante ver que por la costera Miguel Alemán, los automóviles se pierden entre tantas patrullas federales y camiones del Ejército. ¿En dónde estamos?

¿A poco no les da coraje ver cómo nuestros gobernantes se han hecho millonarios en tan poco tiempo cuando supuestamente su sueldo es para que tengan una vida cómoda, pero sin lujos? Yo llevo ya 18 años en los medios de comunicación y créanme, me he partido la madre todo este tiempo y aún así, no me he podido hacer de casa propia.

O díganme ustedes, ¿con qué esfuerzo vamos ustedes y yo en nuestro día a día sobrellevando los ‘ajustes’ a las Reformas para llevar el pan a la mesa? ¿Con cuánta alegría esperamos nuestros pagos en la quincena ‘godínez’ que se va solamente en deudas y en renta? 

Empecemos por exigir a nuestros gobernantes que hagan lo que les toca, sin dejar de lado por cumplir lo que debemos en nuestra trinchera. Este país es el mejor que conozco:  tiene todos los climas, todos los sabores, todos los colores y, coincidentemente, en el que tuve el honor de haber nacido.

No dejemos que se  hunda  como el ‘Titanic’; es hora de remar parejo y de saber que lo que nos toca es seguir partiéndonos la madre pero exigiendo que los  dirigentes también lo hagan. Si existe alguna palabra que me gustaría decirle a mi país es ‘ÁNIMO’.

5,4,3,2 ¡Clarketazo! 

 

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