Para Filogonio Torres todas las cosas que los ricos tiran y los pobres levantan son de oro. A él le gusta que le digan “chacharero”, porque eso, dice, es tener cultura.
De palabras sencillas, dice que trabajar en esto es bonito, porque es un trabajo honrado en el que no tiene que esconderse de nadie.
Para don Filo, todo es valioso: sus manos, sus pies, el aire que respira y las “chacharas” que recoge y vende. “La gente que no conoce de historia, piensa que esto es basura, la verdad son tontos”, dice sonriendo con lujo de arrugas en la cara.
Periódicos viejos, fotografías de políticos y revolucionarios, libros y objetos históricos tan importantes como una revista de la Virgen de Guadalupe de 1577, son tesoros guardados en un huacal, pintado de color naranja y al que le da trato de cofre.
Ahí también está un periódico de 1939, que anuncia el inició la II Guerra Mundial y la primera plana de un diario del día que murió Cantinflas.
También resguarda la manija de puerta de la época porfiriana, según dice. Esto y muchas cosas más forman su colección itinerante de valiosas reliquias.
Allí está todo lo que ha juntado desde hace 30 años y le cuesta vender. Pero tiene necesidad. Antes de coleccionar momentos, se dedicaba de lleno al boxeo y se ganaba la vida como albañil.
Cuenta que llegó a pelear en 37 campeonatos a nivel amateur y siete profesionales en provincia, hasta que un accidente lo noqueó. Cayó de un primer piso mientras pegaba loseta.
Empezó a trabajar en la Plaza del Ángel con anticuarios que le enseñaron lo valioso de guardar. Se hizo amante de todo lo viejo y desde entonces lo lleva consigo a todos lados: fotografías de las giras de José López Portillo, imágenes de Lucio Cabañas, Emiliano Zapata y litografías originales de Ernesto Che Guevara que oferta al mejor postor.
Tesoros en manos de un hombre de 62 años, el orgulloso “chacharero” de Balderas.
