VIDAS CALLEJERAS

11/03/2015 13:24 Paola Ascencio Actualizada 22:47
 
A su corta edad, Héctor Ravelo y Daniel Barrios decidieron entregarse a los ojos de la ciudad para vivir de su seductora pasión. 
 
Con mesas voladoras y plumeros que cambian de color, este par de jóvenes magos llenan los vagones del Metro no sólo con trucos, sino con verdadera magia que viene del corazón.
 
Para Héctor, la inspiración nació en una película. La esperanza de poder crear trucos con sus manos en un mundo real, la empeñó en practicar sólo para llegar a ser un mago callejero reconocido o en algún teatro importante de la capital. 
 
Así, entrenando sin darse a notar, el destino lo llevó a conocer a Leonardo, un hombre de avanzada edad que —a sus 70 años— vivía de la magia.
 
De él aprendió todo lo que sabe y se lo agradece diariamente. Pues con Leo, como le gusta llamarle, no sólo cultivó su encantadora afición, sino que este hombre ilusionista le enseñó el mundo del cual Héctor, a sus 18 años, terminó enamorándose. 
 
“Al principio comenzó por necesidad, el plan era empezar aquí y después irme al corredor de Madero, pero me enamoré del Metro y de la aceptación que tuve. La sonrisa de la gente fue lo que realmente me hizo quedarme”, menciona este joven mago.
 
Daniel, por su parte, es hijo de Leonardo. Con el don del misterio en sus manos desde corta edad, este joven de 19 años —quien usa lentes al estilo de Harry Potter—, cuenta que su primer encuentro con la magia fue en primero de primaria,  cuando aprendió a seguir los pasos de su papá.
 
“Recuerdo que ese día no llevé la tarea y le dije a la maestra ‘no traigo la tarea, pero le enseño un truco’. Se me quedó muy marcado ese momento porque ahí descubrí mi fascinación por hacer magia y también porque ese día me salvé del regaño”, señala Daniel. 
 
Hoy, su labor se encuentra desde temprano entre los vagones, donde realiza una serie de trucos diferentes durante tres minutos. Come servilletas y las  transforma en largas tiras de vistosos colores, también tiene trucos personalizados con un solo dado.
 
El sueño de Daniel es viajar y llevar su magia a cualquier lugar del mundo.Para este par, que desde hace un año arrancan diariamente  sonrisas en las líneas 7 y 2 del Metro, alegrar el camino subterráneo de las personas es un gusto que les llena el alma. 
 
Dicen que los trucos los puede hacer cualquier persona si se le enseña, pero aseguran que es una cuestión de amor por lo inexistente, de carisma y de pasión por mostrarle fantasías a las  personas, lo que realmente los mueve a ellos como magos.
 

Google News - Elgrafico

Comentarios