Modus Operandi: Mata a hermana por herencia

09/07/2015 04:30 Arturo Ortiz Mayén Actualizada 12:05
 

El pleito  entre dos hermanas por quedarse con la casa que fue de sus padres y que estaba intestada acabó con una de ellas en la tumba y la otra en prisión, acusada de su asesinato.

Los lazos fraternales entre Blanca y Araceli se habían desgastado después del viejo conflicto que mantenían por el terreno en que ambas habían construido su casa, en la cerrada Flor Silvestre, delegación Iztapalapa, y que quedó intestado después de la muerte de sus padres. 

El 19 de junio pasado, el pleito entre ambas escaló hasta un punto al que no había retorno y Blanca presuntamente asesinó a golpes a su hermana. 

Ese día, Blanca se encontró con su hermana en el patio de la vivienda y comenzaron a discutir, como solían hacerlo cada que se veían.

Ese tipo de discusiones eran tan comunes que al marido de Blanca le pareció una más y le restó importancia a los gritos, sin saber lo que ocurría dentro.

Ya nada raro tenía que las dos alzaran la voz, se ofendieran y que en ocasiones llegaran hasta los golpes. Por eso él permaneció en su cuarto viendo la tele, sin saber que a unos metros estaba por cometerse un homicidio.

De acuerdo con lo asentado en el expediente FIZP/IZP-8/T2/1458/15-06, que inició la Procuraduría capitalina, Blanca Angélica Rivera Mora, de 41 años, perdió el control durante la discusión y comenzó a golpear a su hermana Araceli.

planeó deshacerse del cadáver. Para someterla la tomó del cuello y la apretó con fuerza sin hacer caso a los manoteos de Araceli, de 48 años. 

Cuando finalmente la soltó ya era demasiado tarde, pues ya no respiraba.  Ahí, dentro de esa vivienda en la manzana 6, lote B54 de la colonia Lomas de San Lorenzo, planeó una forma para deshacerse del cadáver. Buscando  calcinarla y desaparecerla, le roció gasolina y le prendió fuego. Sin embargo, las llamas sólo lograron causarle quemaduras en los brazos y en la cara a la víctima mortal. 

Al darse cuenta que el fuego y el olor que desprendía la piel quemada de su hermana no tardarían en llamar la atención de los vecinos, buscó otra alternativa. Fue entonces que la envolvió en cobijas y la ató con unos lazos que usaban para tender la ropa. Después fue a buscar a su marido. 

“Ayúdame a tirar el cadáver de mi hermana”. Eso fue lo que le dijo Blanca Angélica a su esposo mientras señalaba hacia un bulto tirado en el patio. 

Contrariado, sin poder creer que el pleito por el terreno había llegado hasta la muerte, salió corriendo de la casa.

Ella, aún sin saber si su marido había salido a buscar en qué trasladar el cuerpo o simplemente había escapado, trató de continuar con su plan.

Mientras manipulaba el cuerpo llegó su marido acompañado de policías preventivos, quienes detuvieron a Blanca y la llevaron ante el Ministerio Público acusada del asesinato de su hermana.

Tras integrar el expediente para confirmar su presunta responsabilidad, fue enviada a prisión y la casa por la que tanto peleó quedó vacía y legalmente sin dueño.

 

 

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