LA RENDIJA: “Perrea un libro”

08/04/2015 13:07 Actualizada 13:22
 

México es uno de los países donde menos se lee. Un 70% de los jóvenes en nuestro país son analfabetas funcionales: unen las letras, conocen las palabras, pero no comprenden  lo que leen. Hace muchos años, tuve un empleo en el que debía corregir libros sobre pedagogía. Uno de ellos era un manual hecho por pedagogos franceses, para explicar y abatir el miedo y la fobia que algunos niños tenían hacia la lectura. El título  no lo recuerdo ahora, pero sí fue esclarecedor para comprender el problema de la lectura en México.

1.  Los pedagogos han identificado que los niños en edad preescolar que tienen libros en casa y ven a sus papás leer se aproximan mejor a la lectura en la escuela. Ésto se debe a que en casa ya han podido hojear libros, familiarizarse con su forma, identificar sus partes. Este primer acercamiento es clave para un aprendizaje posterior. Si los padres no leen, los hijos ya están en desventaja.

2. Una vez que el niño aprende a leer, es decir, a identificar letras y unirlas en palabras, es necesario un taller de comprensión de lectura: leer un fragmento y comentar, entre todos, de qué trató. 

3. Lo anterior parece sencillo. Pero en realidad lleva muchos años. Leer, tratar de comprender y compartir. Se empieza con lecturas sencillas y conforme la capacidad de comprensión se desarrolla, aumenta el nivel de las lecturas. Ésto debería estar presente durante toda la educación básica, media superior y superior. 

4. La comprensión de lectura es precisamente el gran ausente del sistema educativo mexicano.

5. La comprensión de lectura es quizá la herramienta más importante para la vida. Sólo la lectura (ni la ‘tele’ ni la radio) permite un pensamiento abstracto. Sin éste, se dificultará incluso la comprensión de la realidad. Así, el individuo está a merced de políticos corruptos y comerciantes sin ética.

6. Sin comprensión de lectura, el adolescente fallará tarde o temprano en la escuela, ya que no tendrá la herramienta principal para hacerse de nuevo conocimiento. No es que el muchacho “sea flojo”, es que no ha desarrollado una de las capacidades más necesarias. Y no es por tonto, sólo que nadie le enseñó. Ese joven crecerá, tendrá hijos. Y tampoco habrá libros en su casa.

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