MIÉRCOLES DE TIANGUIS

06/05/2015 04:00 Mónica Ocampo Actualizada 02:09
 
 
La oferta para la belleza es generosa en el puesto de Gabriel Barriga. Aquí no se requiere de gran inversión para obtener maquillaje de larga duración. Una mujer de pierna enyesada le reclama porque el color de uñas le ha durado dos semanas, “dame cinco barnices, unos stickers, un estuche para manicure… y la acetona…. debería ser cortesía, porque si no me cambio el color yo misma, no tengo en qué entretenerme”, y suelta la carcajada.
 
Pero Gabriel no se aflige, al contrario, le muestra la nueva gama de colores primaverales que le han llegado mientras sujeta la mano de otra clienta a la que le pinta las uñas: “¡Mira! Están padrísimos y baratísimos…”, dice en tono amable.
 
En el tianguis de los miércoles de San Borja, el puesto de Gabriel es la sensación por la cantidad de mujeres que se pasan horas eligiendo el tono ideal de labial o el tamaño adecuado de pestañas postizas, para el evento del fin de semana.
 
A su decir, existen maquillajes con diferentes propósitos. Mientras algunas prefieren lucir más maduras, otras desean verse bien cuando salen por la noche. Gabriel me explica que no es lo mismo un maquillaje para la oficina que otro para el Halloween, “cada evento requiere un maquillaje específico que saque a relucir tu más hermosa belleza”, explica en tono de comercial de televisión.
 
Pero esas pequeñas manos que hoy se dedican a embellecer mujeres, 15 años atrás se dedicaron a cortar trozos de carne cruda. Gabriel creció en una familia de carniceros, sin embargo, descubrió que era más agradable comprender los gustos de las mujeres que cargar cadáveres de animales muertos en el rastro.
 
"Hay que admirar mucho a las mujeres para poder entender qué les sirve. Me gusta verlas contentas y hermosas”, explica mientras desvanece crema humectante en el rostro de una joven de 15 años que se puso en manos del maquillista. 
 Para Gabriel es una lástima que la mayoría de los esposos de sus clientas no sean tan encantadores. Que siempre finjan cuando pasan por su puesto, que las dejen solas o no les den tiempo suficiente para elegir algún cosmético.
 
"Me da mucho coraje cuando una clienta tiene muchas ganas de comprarse algo, pero el marido no le hace caso. Yo sé que a veces el presupuesto está limitado, pero 30 pesos para un rímel o un labial se lo gastan en otra cosa, entonces ¿qué les cuesta?”, dice desconcertado.
 
 
Inspiración por la chamoyada. La película de “La era del hielo” inspiró a Yessenia Núñez para emprender su negocio de esquimos, frappés y chamoyadas, en el tianguis de San Borja. Aunque toda su familia se dedica a la venta del marisco, ella deseaba encontrar un producto que pudiera hacerla feliz y al mismo tiempo a sus clientes. Así que empezó a combinar los sabores.
 
“Ahora siempre que veo una fruta o cualquier cosa me pregunto cómo sabría en esquimo y lo hago”, comenta. 
En esquimos “Yess”, el vampiro es la especialidad de la casa, el cual consiste en una chamoyada con limón y grosella.
 
Los precios van de los 20 a 25 pesos y los clientes tienen la opción de elegir sus propias combinaciones. “Los chavos siempre me piden cosas con chile, tamarindo y mango”. 
 
 
Para echar taco. Carnitas “Lotita” es la opción para matar el antojo de media semana sin necesidad de invertir tiempo y dinero. La fundadora es doña María Dolores, sin embargo, su nuera Zita Nayeli Meléndez y su cuñado Alberto Ballesteros son los encargados de dirigir el negocio. Aquí con 60 pesos se queda satisfecho. 
Con una variedad de tacos de nana, buche, trompa, cachete, en fin, todas las partes del puerco son sazonadas para que el cliente se vaya contento.    

 

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