LA BANQUETERA

05/12/2014 03:00 Paola Ascencio Actualizada 22:31
 
Todos los días, desde las nueve de la mañana, la gente comienza a formarse en este lugar. Con filas de diez personas o más, los comensales aguardan a que abran las puertas de este diminuto local sin nombre. Aquí la espera no importa y se recompensa al probar unas tortas, frías y sencillas, cuya historia comenzó en 1949.Fue Herminio Jiménez, originario de Michoacán, quien llegó a la ciudad para apoyar a su tío en una tortería ubicada en Tepito. Luego de un tiempo, la ambición por un negocio propio de comida, lo llevó a probar suerte sobre la calzada de Guadalupe.

Ahí, en un lugar de menos de dos metros de largo y uno de ancho —y a unas cuantas cuadras de la Basílica de Guadalupe— este hombre se aventuró a preparar unas ricas tortas frías, de la misma manera como lo hacía en su tierra natal. Y es que la dueña del reducido establecimiento le prohibió poner uno de tortas calientes.

De sabor casero inigualable, sus discretas tortas hicieron historia en la colonia, pues con ingredientes frescos y de muy buena calidad, conquistaron a todos aquellos quienes se atrevieron a probar las tortas de este escondido local.

Ahora, con más de 60 años de servirlas, y en manos de su hija Julia, su rico sabor se ha convertido en tradición. Pues pasando de generación en generación, familias enteras llegan temprano para degustar sus sabores fríos al estilo de Michoacán.

Les llaman “las frías de La Villa”, las crudas, o hay quienes las reconocen sólo de vista por su local retro de color beige. Pero su anonimato pasa desapercibido ante semejante sabor.

Su menú es reducido pero con mucha ‘sapidez’, y ofrece seis tortas frías diferentes, cada una a sólo 15 pesos. Puedes pedir de suave jamón rosado, de grueso y carnoso queso de puerco, lechoso queso amarillo, paté, o para los que están a dieta, de puro queso blanco. Todas con un toque de crema casera —que escurre al morderlas— e ingredientes cubiertos en una cama de lechuga, rodajas de gordos jitomates rojos, aguacate verde y brillante, cebolla y rajas picositas.

Pero la especialidad de la casa por su distinguido sabor, es la de sardina, misma que durante años se ha vuelto la sensación de este lugar, y es que el jugoso sazón de su sofrito con cebolla, ajo y tomate, la hacen inigualable. Pero si tu hambre es voraz y te gusta combinar, puedes pedir la doble, que mezcla cualquiera de los ingredientes y te da el poder de convertirte en tu propio chef por sólo 20 pesos.

Aun cuando estas tortas frías no tienen lugar para sentarse, hay quienes parados gozan de su casero y rico sabor. Además, si tienes una fiesta familiar y lo de ustedes son las tortas, puedes hacer tus grandes pedidos de sus famosas frías con unos días de anticipación.

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