ASESINOS SERIALES: El estrangulador de Boston

05/06/2015 03:00 Ricardo Ham Actualizada 14:51
 
La puerta se abrió sin presentar resistencia alguna, el cerrojo poco a poco fue cediendo en su misión de resguardar la casa, el piso rechinó en cada paso que el desconocido daba al interior del modesto departamento, los focos no encendieron, la luz no delató al extraño en casa, las ventanas cerradas no podrían ayudar, por sus vidrios no pasarían los gritos que el agresor produciría, el televisor fue cómplice, pues su volumen impidió a la inquilina detectar al infiltrado en su hogar.
 
Todos los objetos de la casa serían mudos testigos del feroz estrangulamiento de la desdichada mujer, y las medias de  nylon de la víctima serían el arma que Albert De Salvo utilizaría para asfixiar a la fémina.
 
‘El Estrangulador de Boston’ daría  nuevos motivos a la prensa para hablar de él y convertirse en parte de la historia de esa ciudad.
 
A inicios de la década de los 60, las mujeres que habitaban la Ciudad de Boston en Massachusetts, Estados Unidos, escuchaban por la radio la noticia sobre una ola de asesinatos contra mujeres que eran encontradas en sus propios domicilios estranguladas con sus propias medias; la desconcertada  policía sólo alcanzaba a dar recomendaciones básicas a la población, pues su modus operandi le hacía imposible dar un perfil de víctimas.
 
IMPREDECIBLE. el estrangulador no seguía un patrón, sino que cambiaba sus preferencias contantemente, las edades de las sacrificadas oscilaban entre los 19 a los 85 años de edad, un universo demasiado amplio para dar con él.
 
Sin dejar huella. Las confusiones policiacas aumentaban al darse cuenta de que ninguna de las chapas de las casas de las mujeres atacadas hubieran sido forzadas,  tampoco se encontraba rastro de que hubiera existido algún tipo de forcejeo para ingresar a los departamentos, es decir, todas las víctimas accedieron a que su verdugo entrara a sus hogares sin problemas, ni  oposición alguna.
 
CAÍDA. En 1964 se reportó el ataque sexual a una mujer en su propio departamento, el violador se hizo pasar por un conserje enviado por los dueños del edificio.
La mujer logró dar un retrato hablado que más tarde llevaría a la detención de Albert De Salvo, un ex militar estadounidense con antecedentes penales por robo y acoso a menores .
 
MALTRATO. Durante su infancia, Albert De Salvo  sufrió las golpizas que su padre le propinaba además de obligarlo ocasionalmente a mirar cómo maltrataba a su madre  hasta el punto de romperle los dientes y dedos de la mano.
 
De igual forma los forzaba a  ver sus encuentros sexuales con prostitutas que llevaba a casa, incluso se dice que fue él quien lo inició en el camino del robo y la violencia.
Al ser publicado el retrato hablado, varias de las víctimas lo identificaron como presunto violador, pero nunca se le pudo fincar responsabilidad absoluta en los homicidios, hasta que el mismo De Salvo declaró ser el culpable de las 13 víctimas de estrangulamiento.
 
HUÍDA.  Albert fue sentenciado a cadena perpetua en 1967,  pero decidió fugarse de prisión.
 
Esto ocasionó una enorme movilización policiaca que no daría frutos, hasta que el mismo estrangulador optó por regresar y entregarse con las autoridades.
 
PERSISTEN LAS INTEROGANTES. A más de 50 años de los crímenes supuestamente cometidos por De Salvo entre 1962 y 1964, las dudas sobre la autoría de los mismos continúan presentes.
 
La diversidad étnica y de edades en las víctimas, las formas de atacarlas y asesinarlas que iban desde la asfixia hasta el apuñalamiento, las declaraciones que De Salvo daría tras supuestos procesos de hipnosis, mantienen la duda.
 
El mítico perfilador del FBI, Robert Ressler, se ha pronunciado por lo inverosímil que resulta que una sola persona pueda tener tal diversidad de modus operandi, la verdad nunca será revelada, pues Albert fue asesinado en 1973 en la prisión de Walpole, en Massachusetts.
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