LA RENDIJA

03/06/2015 20:43 Actualizada 20:49
 

Como buena y orgullosa tlalpense, pasé muchas de mis vacaciones en sus maravillosos cursos de verano, nadando, jugando futbol, quemados. Y el cine, bueno, el cine… ahí vi todos los clásicos infantiles; mi mamá me compraba una cajita con fresas congeladas o una copa de helado y entrábamos a esa sala oscura, de piso pegajoso y ventilación deficiente. Ahí fui tan feliz.

A la salida, los vendedores seducían con su parafernalia ‘hechiza’ de los personajes de las películas.Pero desde el temblor del 85, el servicio en el Cine Villa Olímpica se interrumpía a cada tanto. El rumor era que la estructura había quedado “tocada”. “Un día de éstos se va a caer”, auguraban no pocos. El cine cerraba y lo abrían. Nosotros seguíamos yendo. De pronto, lo cerraron por completo un par de años.

Lo abrieron de nuevo, pero para entonces, llegaron esas grandes cadenas de multisalas, mucho más limpias, más… agringadas… más caras, eso sí, pero con una ventaja insuperable: la oferta de al menos 4 o 5 películas en exhibición simultánea.

La verdad es que, al menos a nivel local, todos percibimos que al Cine Villa Olímpica lo ‘dejaron morir’. El pretexto fue el daño estructural que, se rumoraba, terminaría por matar gente, aunque no nos explicábamos cómo es que había daño en el cine y no en las amplias instalaciones de gimnasia olímpica, el cual forma parte de la misma construcción.

El cine se cerraba. Luego se abría temporalmente para algún evento… y así. Con los años, las décadas, se hablaba de convertirlo en un centro cultural. En la delegación ya había una experiencia similar precisamente con el Cine Tlalpan, instalación pública, cuyos orígenes se remontan a los años 50 y cuyo inmueble había sido abandonado también. Después de pasar tiempo cerrado, se convirtió en centro cultural y, recientemente, se reinauguró como cine, bajo el lema de exhibir cine mexicano.

Se decía que lo mismo ocurriría con el cine Villa Olímpica, que se donaría ese espacio a los jóvenes de la delegación, que… Pero el fin de semana, un diario dio a conocer el que las instalaciones habían sido otorgadas a una Iglesia, la Iglesia del Tercer Día, una organización privada. La delegación ha negado que el cine se haya concesionado de forma permanente a alguien; aseguró que el auditorio fue rehabilitado con recursos públicos, y que la administración únicamente dio una “respuesta favorable” a la Iglesia, que solicitó el uso de las instalaciones durante ciertos fines de semana. Paradójicamente, en su página de internet, la Iglesia del Tercer Día subió fotos de la remodelación y anunció la inauguración de su nueva sede “Villa Olímpica”.  

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