POLICÍAS: Compone su destino

01/07/2015 12:49 Actualizada 12:49
 

Alberto Ortiz vive la vida en canciones, porque todo lo que piensa termina en verso. Con la ilusión reflejada en sus ojos, llegó de Guerrero para perseguir el sueño de escribir letras que otros disfrutan tocando. 

Es compositor de boleros, charangas, baladas y chilenas, que piensa y escribe mientras  desempeña su labor como policía auxiliar.

 “Yo tengo una chica gorda, con cuerpo de tentación, si vieras sus lindas curvas, no tienen comparación”, es la estrofa con la que abre la primera cumbia que Alberto escribió a los 17 años. Antes de esta canción —que ahora suena bajo los acordes del grupo Luz Verde de Acapulco—, este hombre de 60, tenía desde niño una carrera consagrada como compositor. 

A los 13, le escribió ‘Bella Ilusión’ a su primera novia, la misma que conoció en Chichihualco, de donde es originario. Con su padre como ejemplo y la poesía de Antonio Plaza como inspiración, Alberto formó parte de un grupo llamado ‘Dueto Hermanos Torres’, el cual se presentaba en varios lugares del pueblo para llevar las famosas chilenas de doble sentido y los corridos que tanto le gustan a los guerrerenses. 

“Por querer quedar bien con la novia, le hice sus versitos de amor y me emocionaba escucharlos musicalizados. Fue así como creció mi interés por componer y me motivó a seguir. Soñaba con que me grabaran”.

Hace 47 años, el padre de Alberto trajo a toda la familia a la ciudad en busca de oportunidades y Discos Caleta fue el resultado de ese sueño. En esta empresa grabaron temas que padre e hijo componían y le daban voz a agrupaciones musicales de su tierra y otros estados.

Así, las letras de Alberto Ortiz terminaron en boca de Sergio Goiry, Rigo Morales, Banda Suriana, Grupo Nuevo Capullo y más, sumando hasta ahora 300 los temas escritos por él.

“Mis canciones son historias en las que trato de reflejar valor, honor y valentía de los hombres, así como sus vivencias cotidianas. El corrido es lo que más me gusta hacer porque se relaciona con la realidad. Con ellos empecé a escribir historias”, comenta Alberto.

Pero de decepciones están hechas las canciones y también de tristes realidades. Con la llegada del cassette y después del disco compacto, vino la quiebra del negocio a causa de la piratería y con eso la necesidad de salir a trabajar para cuidar de su familia. “Así, acompañado de mi perra necesidad, fui a buscar mi destino. No sé si alucinaba, pero cuando mis hijos me llamaban, en vez de decirme ‘papá’, yo escuchaba que me decían ‘pa’l pan’, por lo que para mí era ya indispensable salir a trabajar”, escribió Alberto en una autobiografía galardonada por el concurso Letras Azules, del cual ganó una mención honorífica.

Como soñador y talentoso de las letras, este hombre con 30 años de servicio convierte esas tristezas y alegrías en versos, reencontrando un lugar como compositor cotizado. 

 

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