Entre la ficción y la realidad

Lupita Martínez

OPINIÓN 16/12/2020 16:31 Lupita Martínez Actualizada 16:32

Hace unos años, para ser exactos en el 2011, cuando se estrenó la serie de ciencia ficción distópica ‘Black Mirror’, se planteaba en el primer capítulo cómo en una sociedad involucrada en su totalidad en el mundo digital, se exhibía al primer ministro de Gran Bretaña teniendo sexo con un cerdo, como pago del rescate para la liberación de una princesa. 

El capítulo causó un impacto brutal, recibió excelentes críticas, ¡cuánta imaginación y creatividad! Pero era ciencia ficción, una distopía, una realidad alterna… y no alcanzó la frase de “la realidad supera siempre a la ficción”, algunos medios se han convertido en ese secuestrador de la intimidad de la víctima en turno.

Se han rebasado límites que atentan contra la dignidad, integridad y seguridad de quien se ve envuelto en un escándalo, en la mayoría de las veces, falso o por lo menos con una verdad mínima envuelta en medio de capas de falsedades. Y podrá usted decir, inteligente público conocedor, que no importaría porque las mentiras no se sostienen, pero ¿sabe qué?, las mentiras sí se sostienen y además, se promueven y se agrandan entre cierto sector del público que se las cree todas.

¿No ha creído la gente lo que algunos famosos como Lorena Herrera han dicho sobre el uso del termómetro en la frente?, y ahí tiene que la gente crédula se compró la mentira de que un infeliz termómetro mataría las neuronas (quien afirme eso, no necesita termómetro para que su cerebro muera, porque ya lo está), ¿no se creyó la gente la falacia de que Juan Gabriel vive?

O las teoría de la conspiración de Paty Navidad en las que dice que los hombres más ricos y poderosos del mundo quieren volverse los más ricos y los más poderosos? (Yo me preguntó para qué querrán eso, si ya lo tienen). En fin, el tema de la mentira, los chupacabras, agua de Tlacote y demás mitos que surjan en una sociedad pueden ponerse de moda o causarnos risa, pero cuando el asunto trasciende, lastima y atenta contra la integridad de una persona, es momento de hacer algo antes de que la barbarie entre comunicadores siga creciendo. 

Y no, no tiene que ver con que sea TV abierta, restringida o una plataforma digital como YouTube, tiene que ver con educación, formación profesional y sentido ético. Porque mire, de poder, podemos hacer muchas cosas, de deber, no debemos hacer algunas. 

PREGUNTAS DE LA SEMANA

¿Durante cuánto tiempo más los medios calificados en materia de entretenimiento se seguirán nutriendo de notas salidas de neo-periodistas que fundamentan su información en mentiras?

 

 

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