La fuerza de la radio en México es tan grande, que difícilmente una estrella de la música se resiste a ella. Por sonar en la radio, los grandes artistas sonríen, dan maromas y como siervos hacen lo que les marquen los programadores, quienes en el papel de feudales logran que canten al ritmo que ellos quieren. Como buenos patrones, los programadores con su visión suprema logran que los festivales populares crezcan y se permita entretener a la tribu que escucha la radio. En un ejercicio de “convivencia” en el que están involucrados todos, los programadores, las estrellas y sus representantes. Aparentemente con el único interés de entretener y no con “visión comercial”. 

Ningún famoso se niega a la seducción de la radio —por encima de todos los medios—, todos caen esperando tener “el privilegio de ser las estrellas de la música” esto independientemente de las emisoras que manejan planes comerciales cual rocolas. 

La semana pasada se llevó a cabo el festival ‘Calavera’, organizado por la KeBuena en México, que presentó un homenaje para la diva de la banda, Jenni Rivera, estelarizado por la familia de la cantante. 

En el evento, la gente recordó en voz de los Rivera un emotivo capítulo en la vida de la intérprete que cautivó a miles. La presencia de los Rivera, además de mover sentimientos nostálgicos, permitió ver también que la herencia de la cantante fue tan grande que a seis años de su muerte, sigue siendo el eje de la carrera de todos ellos, que cobijados por la remembranza de su hermana, será el único atractivo que ofrezcan por años —incluyendo el mismo Lupillo—, pues mientras Jenni esté en el recuerdo de sus fanáticos, su familia usará el recurso de vivir de ella, sin aportar nada nuevo o diferente al público. Y no los culpó, es su herencia y ellos sabrán como la usan, aunque lucren con el dolor del duelo, la gente asista a los eventos solo para recordar a la intérprete y acepte a los Rivera en un burdo paquete de rellenos. 

Sé que los líderes de la KeBuena no le pagaron la actuación a los Rivera —no lo hacen con otras estrellas—, solos les cubrieron viáticos y hospedaje, y conociendo lo hábil que es la familia de California, lograron —supongo—, un intercambio que les dé beneficios a todos en sus lanzamientos discográficos. 

De tal forma que con este negocio ganaron todos, Los Rivera como producto, la estación por la visión de sus líderes y el público, porque revivieron por una noche a la ‘Diva de la banda’. Nos leemos la otra semana aquí donde quizá hablemos de ti.