El fenómeno de Billy Rovzar y Alex Gou

Gil Barrera

OPINIÓN 04/02/2019 09:06 Gil Barrera Actualizada 11:09

Producir una obra de teatro requiere un esfuerzo adicional, pese a que hay un promedio de 157 teatros en la ciudad de México, —claro, si es que a Layda Sansores no se le da la gana apropiarse de uno— montar una obra representa un riesgo impresionante. En cada estreno, van de por medio —cuando menos— un par de millones de pesos, tiempo, esfuerzo, prestigio y el destino de varias familias. No es fácil, aún así hay un buena lista de productores que quieren arriesgarse y darle a la gente una propuesta diferente, tal y como lo hacen con ‘La obra que sale mal’ en la que los productores Billy Rovzar, Camila Brett y Jerónimo Best dan una cátedra de que con humor simple se pueden hacer corazones felices, al menos por un par de horas.

 La obra pasó del Teatro Helénico al CCT2 y con la visión de Alejandro Gou —quien se suma a los productores— se están convirtiendo en el fenómeno del momento, al presentar en todas sus funciones localidades agotadas, gran noticia para un foro de 1200 personas.

Su éxito no radica en el famoso “boca en boca” ni el magnífico texto de Henry Lewis, Jonathan Sayer y Henrry Shields, ni en la perfección de cambios de escenografía, ni en las maravillosas actuaciones de su elenco, ni en el gran servicio que te dan desde la taquilla, su éxito radica en la pasión que cada uno de los integrantes de la compañía teatral le ponen al proyecto. A diferencia de muchos espectáculos, el público asiste para ver una obra en donde lo primero que encuentra es respeto, después dos horas completas de diversión. ‘La obra que sale mal’ es una de esas pocas experiencias de entretenimiento que trata con dignidad a su público.

Si bien ir al teatro no es de fácil acceso para muchos, ante puestas como estas o como las que hace Tina Galindo o Jorge Ortiz de Pinedo, vale la pena luchar y hasta cachar sus ofertas, pues encontrarán trabajos de calidad. Por eso da pena que un personaje como Layda Sansores (Alcalde en Álvaro Obregón), deje en evidencia su falta de conocimiento a cambio de un juego mediático, y le quite un teatro a un productor como Ortiz de Pinedo y al pueblo; claro, a menos de que a Layda le haya salido alma de productora de la noche a la mañana y conozca a profundidad el negocio. Nos leemos la próxima semana aquí donde quizá hablemos de ti.

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