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Parálisis cerebral no frenó su sueño de ser técnico en el Atlante

Diego Rebolledo entrena a chavos de la Sub 15 pese a parálisis

(Foto: Cortesía Diego Rebolledo)

Deportes 27/09/2018 17:34 Antonio Esquivel Bernal Actualizada 17:40
 

No cabe duda que el Atlante tiene un auténtico “Potro de Hierro” en su equipo sub 15. Diego Rebolledo es auxiliar técnico de Guillermo Álvarez en esa categoría de los azulgranas, pero debido a una parálisis cerebral sufrió un daño motriz que lo postró en una silla de ruedas.

Sin embargo, ese no fue un impedimento para que lograra su sueño de ligarse al deporte y a la profesión que soñó desde niño.

“Llego al Atlante por el CRIT de Cancún. Ellos me contactan con Omar Terrazas, jefe de comunicación del equipo. En un principio me invitan a narrar un juego para TDN entre Chivas y Atlante, en la última campaña que estuvimos en Primera División”.

Pero él y el destino no quisieron que los micrófonos fueran su camino en la vida. “Conozco a Pablo Marini, ex técnico del primer equipo, le comento que quería ser entrenador y me dijo que tenía abiertas las puertas del Atlante para que pudiera estar en vestidores, entrenamientos y juegos. Allí conocí a Gabriel Pereyra, técnico de la Sub 20”.

Y el argentino le dio su primer consejo como entrenador. “El Gaby me invitó a los entrenamientos de la Sub 20 y me recalcó: ‘Si quieres ser entrenador primero tienes que ver cómo es la formación de un jugador y después su ámbito profesional’. Allí nació todo”.

LLEGÓ EL MOMENTO

Tomó un respiro y continuó su relato. “Cuando el Atlante descendió, el Gaby tomó al equipo en su primera etapa. Entonces, fui a todos las prácticas. Cuando sale de Atlante hizo las clínicas de futbol y me invitó. Luego dirigió una selección de Quintana Roo y fui su auxiliar”.

El Profe Diego, como le dicen, comentó que con esfuerzo se ganó la confianza de sus alumnos. “Al principio fue difícil porque entiendo que es complicado que lleves a tu hijo con un entrenador que está en silla de ruedas. Sin embargo, El Gaby me ayudó. Las familias, chicos y directivos me respetan, confían en mi trabajo y he demostrado que soy apto para ser técnico”.

Diego recordó con mucha emoción como ganó la silla de ruedas “una herramienta” para su trabajo.

“Tenía una silla mecánica y era complicado desplazarme. El Gaby me empujaba cuando daba indicaciones. Gracias a Dios se hizo un evento con los papás de los niños y los elementos del primer equipo. Allí se hizo una rifa para que yo obtuviera la silla eléctrica con la que actualmente trabajo. Ya puedo desplazarme y llevar a cabo los entrenamientos más independientes”.

CAMBIO DE RUMBO

Explicó que sus padres en un principio querían que fuera cronista. “Mi familia siempre me ha apoyado en todo. Al principio fue difícil, no creían en mí. Les sonaba ilógico, pues ellos querían que fuera cronista de futbol, pero les fui demostrando que soy capaz”.

Apuntó que en su casa el futbol es primordial. “Mi familia se junta para ver el futbol, veíamos el Chivas-América, el Cruz Azul-Pumas o el Barcelona ante Madrid. Con el paso del tiempo me nace el gusto de jugar, aunque no sabes porque estás en silla”

Eso lo llevó a una reflexión muy madura. “Si no puedo patear, me nació la idea de enseñar a patear a un niño. Si no puedo cumplir ese sueño, por qué no hacer que otro lo haga y que llegue a una Primera División”.

Así que contó cómo siente que lo ven los chavos. “He trabajado con niños que tienen cuatro años y hasta los mayores del primer equipo. Así que cuando me pongo frente a un grupo y ven que tengo un objetivo, un qué y para qué, eso hace que me gane la confianza, credibilidad y cariño de los chavos. Hasta ahora no he tenido ningún problema con algún niño y me quieren muchísimo”.

Terminó su charla con una frase contundente: “Mi vida inspira a muchos y eso puedo utilizarlo a mi favor”.

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