Sirena guanajuatense

Conoce a Liliana Ibáñez, la máxima ganadora de medallas de Barranquilla 2018

La reina de los Juegos Centroamericanos, narra sus inicios en el futbol, el accidente que casi la deja sin caminar y su fortaleza mental para trascender en la vida

(Foto: Rosalío Huízar, El Gráfico)

Deportes 17/08/2018 11:50 Gabriela Sánchez Actualizada 15:36
 

En seis días, Liliana Ibáñez nadó en 18 eventos, compitió en nueve finales —algunas con diferencia de media hora— y se colgó igual número de medallas. 

Mas la sirena guanajuatense se despoja de la armadura que la hace parecer una máquina atlética y revela el secreto que la llevó a ser la reina de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018: su fortaleza mental. 

El mismo ingrediente que la salvó de quedar postrada en una cama en 2011 al quebrarse tres vertébras de la espalda luego de un accidente en bicicleta. A convertirse en su propia chef después de verse con 80 kilos de peso y hasta realizar proyectos de planeación urbana en ciudades Estados Unidos para no descuidar su lado laboral. 

“Diario, al despertar, me tomo 10 minutos para meditar. Es difícil estar en silencio y poner tu mente en blanco, sobre todo para mí que siempre pienso en el futuro. Pero al llegar al punto Zen, el de estar consciente sólo de tu presente, ya no piensas en el tiempo y es increíble”, cuenta en su visita a El Gráfico

“He trabajado en conocerme más, a la persona detrás de la atleta, y eso me ha ayudado en todos los aspectos de mi vida”. 

Con ese control espiritual, un entrenamiento intenso que incluye Crossfit, boxeo, salto triple y levantamientos olímpicos, así como con la filosofía de ir “brazada por brazada”, Liliana ganó cinco oros, una plata y tres bronces en Colombia.

Su mejor recuerdo es el metal argento en los 50 metros libres. “Es mi prueba favorita. De esas donde estás detrás del banco de salida sonriendo. El tiempo me encantó porque fue el mejor de mi vida”. 

DEL FUTBOL A LA ALBERCA. Liliana comenzó en la natación a los dos años, cuando sus padres la inscribieron “como un seguro de vida”. 

Pero además practicaba futbol. “Jugaba en un equipo mixto en la Liga Municipal de Celaya y me encantaba, pero me tuve que enfocar en un deporte y escogí natación”. 

Vinieron éxitos y también pasajes dolorosos que superó por su temple y amor a la natación. 

“En octubre de 2011 tuve un accidente en bici y me fracturé tres vértebras con el tiempo encima para calificar a los Juegos Olímpicos de Londres 2012”, rememora. 

“Dejé de nadar, no podía dormir por el dolor, viví con una faja, no podía caminar bien y fue duro. No sé cómo hice dos minutos sin entrenar, pero clasifiqué a los Olímpicos el último día. Así, después de ser uno de los momentos más tristes, de llorar en una cama de hospital sin saber si iba volver a caminar, se volvió el más feliz”. 

CONSTRUYE SU FUTURO. Liliana, quien tiene Maestría en Desarrollo Urbano, usará el premio económico conseguido por sus nueve medallas en los Centroamericanos para estudiar un Doctorado en Economía. 

Porque a la par de su trayectoria en la piscina construye su futuro. “Hice planes de ordenamiento jurisdiccional a ciudades de Texas y planeación urbana en Dallas. Es un trabajo que me requiere 100 por ciento y estoy enfocada en la natación”. 

Su meta es calificar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en los Panamericanos. “Trabajaré en dar las marcas. Lo voy a lograr”. 

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