Significado de la elección

Martí Batres

OPINIÓN 03/07/2018 07:37 Martí Batres Actualizada 16:37

La reciente victoria de Andrés Manuel López Obrador en la contienda por la Presidencia está llena de significados.

Se ha dicho lo más obvio: que la ventaja fue muy alta, que logró una mayoría absoluta, que el mandato del pueblo es muy claro en su favor y en favor de Morena y del proyecto que ellos representan, etc. Sin embargo, dicha victoria implica un punto y aparte en varios sentidos.

Por un lado, es una expresión contundente del final de la hegemonía priista. Ahora sí, a diferencia del año 2000, se puede decir que el dominio del PRI llegó a su fin. Esta se mantuvo incluso durante los gobiernos del PAN, pues este partido tuvo el gobierno, pero el PRI mantuvo la hegemonía.

También se acabó la sostenida alianza legislativa que fundaron Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos conocida como PRIAN, que soportó la aprobación de dos generaciones de reformas estructurales. Por primera vez en 30 años, PRI y PAN no serán mayoría legislativa.

En tercer lugar, los comicios del 1 de julio constituyeron un tajante rechazo del electorado al modelo neoliberal. Con su voto, la gente decidió que no quiere más privatizaciones ni reformas de ajuste social que profundizan la brecha de la desigualdad. Además, la elección tiene otro significado profundo: por vez primera, la izquierda mexicana ha llegado al gobierno de la República por la vía de la legitimidad electoral. Puede considerarse que el gobierno del general Lázaro Cárdenas del Río fue un gobierno de izquierda, pero su legitimidad fue más revolucionaria que electoral y su ascenso al gobierno obedeció más a los reacomodos del poder emanado de la Revolución Mexicana, que a las decisiones de los electores.

En quinto lugar, se logró que el camino electoral pudiera ser una vía para una alternativa de izquierda, pues parecía que la de por sí complicada alternancia sólo ocurriría hacia la derecha, o sea, entre el PRI y el PAN. 

También, de esta manera, la elección rompió con el mito de la fatalidad geográfica de México, según el cual en nuestro país sería imposible que la izquierda llegara a gobernar por la vecindad con Estados Unidos.

En séptimo lugar, habría que señalar que la elección mexicana ha tenido, sin proponérselo expresamente, un impacto positivo mundial. A diferencia de otros momentos, México se convirtió en una noticia positiva por su elección, que constituyó el anuncio de un cambio, su realización pacífica, su orientación a la izquierda y su reconocimiento inmediato por el gobierno actual. La llegada de AMLO al gobierno aparece como parte de una oleada exitosa en el mundo en la lucha contra la corrupción del poder.

Por paradójico que parezca, el partido que protagonizó la idea de cambio en 2000, es decir, el PAN, no fue capaz de reconocer el triunfo electoral de la izquierda, optó por el fraude y el autoritarismo en 2006. En cambio hoy, el que fue alguna vez un partido de Estado, es decir, el PRI, aceptó su derrota y reconoció la victoria electoral de la izquierda mexicana. Este escenario simbólico se parece más a la anhelada transición de terciopelo, que la alternancia fallida del año 2000.

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