Es Tizayuca, expertos

LEO AGUSTO

OPINIÓN 22/08/2018 10:15 LEO AGUSTO Actualizada 15:15

La consulta respecto a la construcción del nuevo aeropuerto que propone AMLO se ha convertido en la primera gran calada de ‘atole con el dedo’ que propina el gobierno electo. No es posible que se quiera someter a consulta un proyecto que atenta de manera grave contra el medio ambiente, porque el gran riesgo de continuar en Texcoco es la desertificación del valle de México. Las pistas estarán en la zona de recarga de los mantos acuíferos que dotan a la ciudad y cada cierto tiempo habrá que darle mantenimiento con miles de toneladas de concreto a las pistas que se hundirán sobre el suelo lacustre del lago. 

La alternativa legítima que consiste en la utilización de las instalaciones militares en Santa Lucía a la par del actual aeropuerto no es viable técnicamente. Ni que fuera construir una Línea Dorada del Metro. Las rutas podrían colisionar al encontrarse, según se lee en los documentos que el propio Presidente Electo ha hecho públicos en su página de internet para nutrir el inerte debate. 

Pero no se necesita ser experto en aeronáutica o tener el grado en ingeniería civil para intuir que detrás de la faraónica obra del sexenio hay mucha corrupción. En estos tiempos de Odebrecht, nos encontramos con ‘cochupos’ desde el sur con los costos inflados para construir los estadios mundialistas en Brasil que, ahora abandonados, son testigos pétreos de la corrupción. Y para no ir más lejos, el socavón de Cuernavaca ha sido el sello de calidad en la obra pública bajo la supervisión de Ruiz Esparza. 

El 14 de septiembre de 2014, el entonces líder nacional de Morena propuso durante un mitin en Texcoco que el aeropuerto se construyera en Tizayuca. La declaración llegó unos días después de que el presidente Peña presentara el proyecto con todo y maquetas del aeropuerto de la discordia. Pero AMLO se mantuvo en su discurso de considerar a Tizayuca, lo dijo en febrero de 2015 a sus simpatizantes de la población hidalguense. 

Usted recordará que a principios de siglo se tuvo la misma discusión para suplir el actual aeropuerto. Las opciones eran: Tizayuca, Hidalgo, con Manuel Ángel Núñez Soto de gobernador y Texcoco, promovido por Arturo Montiel. De todo aquello, lo único que quedó fue la herida de Atenco. 

Para la construcción del nuevo aeropuerto, (¿a usted también le suena a “nuevo PRI”?), llamaron al experto en el tema, sí el ex ‘góber’ de Hidalgo, para coordinar un proyecto en el que nunca creyó, pero pasa. El resultado esperado llegó meses después, cuando Manuel Ángel renunció como director del grupo por diferencias con Ruiz Esparza en lo concerniente a la asignación de licitaciones. Plop.

La avaricia del capital llevará a preguntarse por los millones de dólares que se han construido en la nueva terminal. ¿Cuántos millones valdrá una ciudad habitable? Pero ahí se puede construir la nueva terminal multimodal TAPO para comunicar por tierra a las ciudades de esta megalópolis como Puebla, Querétaro, Cuernavaca y, de paso, hasta donde sea que quede el nuevo aeropuerto.

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