El sacrificado

Gabriel Cruz

OPINIÓN 18/09/2018 09:43 Gabriel Cruz Actualizada 12:43

El pasado viernes sufrió su segunda gran derrota como profesional. Al perder la cabellera justo cinco años después de entregar su incógnita a La Sombra, las condiciones se repitieron. No fue el protagonista principal en una batalla en la que al final fue el “sacrificado”.

En 2013, las condiciones estaban dadas para que Atlantis y Último Guerrero chocarán en un mano a mano por las máscaras, sin embargo, no hubo acuerdo en la mesa que los convenciera de hacerlo, y tuvieron que entrar al quite La Sombra y Volador Jr., dos jóvenes figuras que a partir de entonces dejaron de serlo en la empresa; uno, ya no está en ella, el otro, se quedó nuevamente a la orilla de probar la gloria en el cuadrilátero.

El 2018 parecía el año en el que se le haría justicia al “Depredador del Aire”, pero a alguien se le “ocurrió” que era una buena idea aliarlo a Matt Taven, contra quien parecía lógico enfrentarlo pero fue mejor convertirlo en su verdugo, dejando en el aire una posible revancha a la que el mexicano ya no llegaría con la misma fuerza, con una cabellera devaluada que ya no alcanzó la categoría suficiente para convertirse en una de las más cotizadas dentro de la empresa.

Esa fue la apuesta del CMLL en su 85 aniversario. Exitosa en lo económico, poco redituable en el gusto del aficionado cotidiano de la empresa, al que ésta debería darle un poco más de atención.

Es una realidad que la función anual coliseína tiene garantizada una arena llena, las últimas ediciones lo han confirmado, pero el esfuerzo en la construcción de rivalidades cada vez es menor, tal parece que con lo justo basta para salir del compromiso y no meterse en mayores problemas.

En esta ocasión, las palmas se las llevaron los luchadores independientes que participaron en la función, su estilo “novedoso” fue premiado con lluvia de dinero, confirmando que el acierto más interesante en la reciente etapa del CMLL ha sido abrir las puertas a talento de fuera, aunque no necesariamente lo hayan enfrentado a luchadores con características parecidas. Así las cosas, el máximo escaparate es para los que vienen de afuera, y los que dan soporte a las funciones en todas las plazas semana a semana son hechos a un lado.

Así es el CMLL 2018, una empresa fuerte y vigorosa que dista mucho de estar en crisis pero que debe voltear más a lo que tiene en casa, antes de entregarle la gloria a los que van de paso y no harán huesos viejos en sus carteleras.

¡Buenas luchas! 

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