Democracia: asignatura pendiente

Martí Batres

OPINIÓN 31/10/2017 11:23 Martí Batres Actualizada 11:23

A partir del año 2000, México inició una nueva etapa política. La llegada de Vicente Fox a la Presidencia de la República hizo suponer a muchos que significaba el advenimiento de la democracia. Sin embargo, no fue así. Lo que sucedió es que el régimen autoritario encontró una nueva forma de enmascararse para darse un respiro.

En términos políticos, el triunfo del PRI implicaría sumir al país en una profunda crisis que entorpecería el funcionamiento del régimen económico. Para asegurar la estabilidad decidieron ceder la victoria a Vicente Fox y el PAN. La élite ganó tiempo. La gente no ganó ni siquiera la democracia, pues en menos de cinco años el Presidente surgido del voto ciudadano encabezaría una operación de Estado contra la democracia para impedir que Andrés Manuel López Obrador llegara a la presidencia.

En 2012, presenciaríamos un impresionante operativo de compra del voto que dio como resultado el regreso del PRI al poder, luego del fracaso de los panistas en la Presidencia. Ya casi concluye el sexenio y lo único que acumula la administración priísta son corrupción, fracasos y violencia.

A 17 años de la alternancia, una de las constantes ha sido el ataque a la democracia desde el poder. Esto impacta en la percepción que los mexicanos tenemos de nuestro régimen político. De acuerdo con el estudio 2017 de la organización Latinobarómetro, sólo el 2% de los mexicanos piensa que vive en una democracia plena, lo que sitúa a nuestro país en el penúltimo lugar en Latinoamérica, sólo por encima de Brasil y por debajo de países como Uruguay y Ecuador.

Cuando se le pregunta a la gente si cree que su país es gobernado para intereses de unos pocos, el 90% de los mexicanos opina que sí, que nuestro país es gobernado a favor de sólo unos cuantos, lo que lo sitúa en el segundo lugar de toda América Latina, sólo por debajo de Brasil.

Esto quiere decir que, en México, a pesar de las transformaciones ocurridas, no hay aún una verdadera democracia. El país no ha salido del autoritarismo.

La democracia es, por ello, parte de la agenda nacional. Sigue siendo uno de los grandes objetivos a alcanzar para tener un mejor país.

La élite gobernante y sus voceros fustigan la falta de democracia en otros países del mundo —que sin duda es real—, pero en casa no hay democracia. Tenemos, en cambio, matanzas, desapariciones, medios censurados, presos políticos, etc. O sea, un régimen político subdesarrollado, bananero y premoderno.

 

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