La F1esta

LEO AGUSTO

OPINIÓN 31/10/2016 09:19 LEO AGUSTO Actualizada 09:19

La velocidad de la competencia, tres días entre pruebas, carrera clasificatoria y final, mostró de manera rápida algunos detalles de la política nacional.

Por ejemplo, el pensionado de oro, Felipe Calderón, se apersonó en la pista del Gran Premio de México desde el viernes para presenciar las primeras pruebas de los mejores pilotos del mundo y apoyar a Sergio “Checo” Pérez. A pesar de las duras críticas que recibió durante su gobierno por su guerra contra el crimen organizado, Calderón muestra uno de sus principales positivos: mostrarse como un ciudadano de tantos en eventos públicos y de paso hacer campaña sin candidata. Los pobres resultados del actual gobierno han sido la gasolina que impulsa los motores electorales del PAN.

Otro que se coló al podio de los ganadores con el Gran Premio de México fue Enrique de la Madrid, secretario de Turismo, ya que se envía un mensaje al mundo en el sentido de que no todo son cuerpos tirados en el acotamiento de las carreteras y que es posible conservar el orden a pesar del caos nacional. Otro asunto a destacar es el impacto que tiene el evento en el turismo local.

En un carril de menor velocidad, el protagonismo del gobierno de la Ciudad de México se limitó a la seguridad al interior del Autódromo, la operación vial en la zona de Iztacalco y demás asuntos de protección civil. Hay distancia entre los gobiernos federal y de la ciudad, se notó en la discreta presencia en la Magdalena Mixhuca del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera

Pero en la práctica, el gobierno de la CDMX quedó a deber, una vez más, en términos de movilidad, al no comunicar de manera efectiva las distintas opciones para llegar y salir del lugar. Principalmente en la salida, como es costumbre, los autobuses formaron un cuello de botella, mientras que no se promocionó tanto el uso del transporte público existente como el Metro y el Metrobús, como sí se promocionó Uber. 

Y es que el reto no es menor para el gobierno de la ciudad: a la justa asistieron 70 mil personas el viernes, 100 mil el sábado y 400 mil para la final de ayer domingo. Los automovilistas y residentes del oriente de la ciudad padecieron la falta de señalizaciones y duración de las afectaciones a la circulación. El gobierno de la Ciudad de México tiene un año para mejorar la experiencia de la Fórmula 1 en la capital y, al mismo tiempo, celebrar el tradicional Día de Muertos.

Periscopio. El jefe de gobierno de la Ciudad de México se ahorró una buena rechifla al no subirse al podio de premiación a entregar la respectiva copa a los vencedores del Gran Prix; en su lugar, Horacio de la Vega desfiló sin complicaciones, principalmente porque la gente no lo conoce.

En el radar. Impresionante despliegue de espectáculo sobre ruedas se vivió este fin de semana en el Autódromo Hermanos Rodríguez de la ciudad deportiva de la Magdalena Mixhuca, donde se confirmó el liderazgo de los motores y pilotos de la Mercedez-Benz. En términos de organización, Grupo CIE muestra una madurez empresarial y de logística capaz de albergar cualquier espectáculo de calidad mundial. No se puede decir que el piloto “Checo” Pérez, de la escudería Force India, que entre sus patrocinadores tiene al señor Carlos Slim, no dio todo en la pista el pasado domingo. El tapatío fue “frenado” estratégicamente durante toda la carrera por la escudería Williams. Pero no fue pretexto para que los fanáticos en la tribuna le brindaran su incondicional apoyo. El “Checo” puso el sabor a la carrera, logró colocarse en el décimo lugar y echarse algunos puntos a la bolsa. 

Bitácora de lo absurdo. El precio de la cerveza en el Gran Premio de México fue irreal para cualquier bolsillo promedio; un tarro del barril por 150 pesos. Ojalá Heineken reconsidere su política de precios en este país de devaluados pesos, donde no todo mundo puede pagar esas cantidades, pero quién sabe como le hacen para conseguir que siempre alcanza.

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