Los problemas de pareja

OPINIÓN 31/07/2013 05:00 Actualizada 05:00

Uno cree que los problemas en la relación aparecen de la nada, pero la verdad es que son situaciones que están latentes desde el principio pero que dejamos pasar, no queremos aceptar y jamás solucionamos hasta que es inminente que destruyen el amor.

Para contrarrestarlos, en el conocimiento del otro no existen las nimiedades. Según los expertos, todos los problemas en esta área tienen algo en común: se pueden prever si ambos se hubieran conocido bien antes de iniciar, pero las personas comienzan la vida en común prácticamente con engaños.

Cierto que el autoengaño es parte del enamoramiento y la primera fase de la relación, que psicológicamente se cataloga como un estado temporal de psicosis que se explica porque existen carencias emocionales, inmadurez, o no hay experiencia en la lectura no verbal de los otros o se pone poca atención a los detalles.

Cuando queremos establecernos con una pareja, no tomamos en cuenta que eso es uno de los actos más importantes de la vida y no nos fijamos en cómo es realmente el otro, lo que nos condena a fracasar dejando todo idílicamente en manos del amor y del azar.

Uno de los especialistas más connotados en el mundo sobre relaciones de pareja, John Gottman, ha logrado predecir con 91% de éxito, observando una discusión de cónyuges, qué parejas seguirían juntas después de un año, y cuáles no y postuló “los cuatro jinetes del Apocalipsis”:

1.- La existencia de críticas generalizadas a la otra persona en lugar de quejas específicas sobre el problema.

2.- La existencia de desprecio o desdén.

3.-Actitud defensiva que se expresa la mayoría de las veces como contraataques hacia la otra persona.

4.- Actitud evasiva en los problemas, evitar afrontar los problemas de manera indefinida.

Por ejemplo, uno de los problemas más comunes son las diferencias de pareja en objetivos, intereses y hábitos cotidianos que generan pequeños conflictos, como son las finanzas (uno ahorra el otro no); quizá uno quiere familia y el otro prefiere los viajes o estudios; en los hábitos puede ser la forma en que alguno conduce, cómo guardar la ropa, o la planificación de las salidas, cosas que generan desgastes continuos.

Aquí lo sano y deseable es establecer un equilibrio y estar consciente que a mayores diferencias más precario será éste, buscar retomar el diálogo con cierto equilibrio emocional que lleve a una resolución. En la medida que acuerden priorizar la relación antes que una posición en particular, se dará el punto en común que permita explorar acuerdos y preservar el amor, que es la piedra angular de la pareja.

Las distintas etapas del amor también generan problemas; la primera por lo regular aparece al tercer año de relación, al decaer la etapa pasional y donde lo que importa es dedicarse al otro y se retoman los objetivos personales que sus vidas reclaman. Aquí, es fundamental recordar que la pareja para funcionar necesita normas y reglas claras que se dan a partir de las creencias, sentimientos, deseos y necesidades, lo que se logra con comunicación clara y eficiente.

Para ello hay que estar consciente de lo que pensamos, creemos y sentimos; expresar los sentimientos sin culpar o acusar haciendo posible la respuesta positiva de la otra parte; escuchar y tratar de comprender claramente lo que el otro ha dicho, sin interpretarlo; y hacer todo el esfuerzo posible para identificarse con el otro.

De tal forma, no dejar pasar de largo esos pequeños detalles de conducta que salen en la convivencia y estar alertas a la manera en que el otro escucha y comprende nuestros puntos de vista, los toma en cuenta y se compromete en hacer funcional la relación, cosa básica en el éxito de pareja.

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