Año vecinal del horror

OPINIÓN 30/12/2015 04:00 Actualizada 04:00

Laura tiene 20 años viviendo en la unidad habitacional Miguel Lerdo de Tejada, Azcapotzalco. En abril de este año, unos jóvenes que jugaban "cascarita" volaron el balón, que llegó hasta el tercer piso, rompiendo una de las ventanas de su departamento. No era la primera vez, así que decidió demandar ante la Procuraduría Social, a pesar de que los padres de los chicos pagaron el vidrio. Desde entonces, las cosas se escalaron.

Tras varios enfrentamientos más, Laura denunció, en específico, que había recibido amenazas de muerte por parte de dos vecinos, padres de uno de los chicos que rompieron su vidrio. Estos papás ahora dan su propia versión.

Se trata de María de la Luz Ruiz Soria y Gonzálo Ramírez Jiménez, este último lleva 40 años viviendo en la unidad habitacional. Ambos niegan haberla amenazado de muerte.

María de la Luz insiste: "No queremos problemas". Esta mujer, enferma de diabetes, relata que ha estado en prisión, y lo que menos quiere es más problemas. Para ella no tiene mucho sentido lo que ha pasado. La relación con su vecina solía ser cordial, "incluso antes era mi amiga. Nos fumábamos un cigarro en la noche, afuera, y nos quedábamos platicando hasta las 12, las 2 de la mañana". Pero toda la cordialidad se acabó con lo del vidrio roto.

Aunque pagaron y repusieron dicho vidrio, meses después se enteraron de que había un proceso abierto por el asunto.

Aunado a ello, los problemas en la unidad se agravaron; se iniciaron procesos contra varios niños y menores de edad. A partir de las denuncias de amenazas, la policía ahora entra cotidianamente y en una ocasión correteó y jaloneó a varios niños y adolescentes. Esto fue el 23 de noviembre.

Entonces David Ángel Armas, de 26 años, vio cómo un policía jaloneó a su primito de 13 años. Ese mismo día interpuso a su vez una denuncia contra el policía, por haber maltratado a su primo. Así ha estado todo el año y ahora, casi al cierre de 2015, varios vecinos y niños de la unidad enfrentan procesos. "Los niños ni quieren salir, porque le tienen miedo a los policías. Hay uno que entra a la unidad y los ha correteado".

Gonzalo Ramírez reitera: "Lo que queremos es vivir en paz. Nunca se había vivido una situación así".

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