Amarras a 2018

JUAN ARVIZU ARRIOJA

OPINIÓN 30/11/2016 09:37 JUAN ARVIZU ARRIOJA Actualizada 09:37

Ha dicho el presidente Enrique Peña Nieto que primero el programa, después los nombres de aspirantes a la candidatura del PRI al 2018, como lo definió Jesús Reyes Heroles, quien era jerarca priista en el sexenio de Luis Echeverría Álvarez.

Vale recordar que en aquel momento histórico, la visión política del tuxpeño de nada valió, pues primero fue el hombre, José López Portillo. Eran tiempos de la planeación sobre las rodillas, así que el elegido fue el amigo del presidente, quien fue candidato único.

Esta vez, pese a que el mundo es otro, no puede ser distinto. La sucesión presidencial tiene amarras que se zafan, con la exactitud de un parto, cuando toca, pues. Las instrucciones de Peña Nieto, expresadas ante el Consejo Político Nacional que lo verá irse como ex presidente e investirá a alguien como candidato priista para 2018, apuntan a la próxima Asamblea Nacional del partido en el poder.

El sentido de “primero el programa, luego el hombre”, es que el abanderado obedezca al partido, es decir, del presidente que deja de serlo. En las ligas mayores del juego estelar del presidencialismo, la designación de candidato, “el hombre”, abre una ruptura de compromisos con el pasado que ha sido su nodriza.

Peña Nieto puso ataduras para contener los ánimos futuristas, mientras que la oposición aprovecha para promoverse, ganar espacios, sacar ventaja a los priistas que hoy tienen dos nombres fuera de la cancha: Luis Videgaray y Man-lio Fabio Beltrones

VENTANAL.— ¿Cómo haría Raúl Cervantes para ser fiscal General de la República, con la oposición en contra?...

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