Ze Acatl

Lydiette Carrión

OPINIÓN 30/03/2016 05:00 Lydiette Carrión Actualizada 11:31

La situación en la que una bandita o pandillita se apropia del espacio público únicamente para drogarse o intimidar a los vecinos se repite, tristemente, a lo largo y ancho de la ciudad. Son justo los barrios populares, los que más sufren esta situación; las autoridades suelen abandonar estos lugares a su suerte. Así, quienes más lo necesitan carecen de parques y espacios públicos dignos, donde la gente pueda hacer deporte, los niños, jugar, o los vecinos, conocerse y convivir.

Hace seis años, explica Marco Antonio, tenían ese problema. Un grupo de universitarios decidió lanzar varios talleres culturales y promover campañas de vacunación de mascotas. El proceso fue sencillo: alzaron una lona e invitaron a la gente. Al poco rato, más vecinos se incorporaron: una maestra de yoga se ofreció a dar una clase; otro vecino, clases de guitarra; un grupo de veterinarios, campañas de vacunación.

Poco a poco se fueron metiendo más en el asunto, hasta que decidieron también pelear espacio y recursos y, por medio del presupuesto participativo de la delegación Iztapalapa, lograron que las autoridades destinaran un espacio y un dinero, lo que se concretó en el centro cultural Acatitlán, administrado por la delegación.

Las personas que impulsaron el proyecto crearon su propio colectivo u organización, lo llamaron Ze Acatl, que en náhuatl quiere decir "uno caña" (si bien la grafía original sería "ce ácatl"), y lo decidieron así para homenajear el nombre original de Santa Martha, ya que Acatitla significa "lugar de cañas" (Ce Acatl también forma parte del nombre original de Quetzalcóatl). Hasta la fecha, continúan con el proyecto.

Ahora, "seguimos trabajando en Santa Martha, y la idea es salir, promoviendo el deporte y la cultura en los pueblos originarios de Iztapalapa", explica Marco Antonio.
Quieren hacerlo a partir de la promoción del juego de pelota mixteca, ya que la delegación tiene un equipo.

"Llegamos, plantamos unas carpas, empezamos a invitar, se hacen talleres, que llegue alguien de la comunidad y diga qué quiere ofrecer. Luego, los invitamos a Santa Martha para que vean cómo hemos trabajado y las cosas que se pueden hacer".

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