Nestora

Martí Batres

OPINIÓN 29/05/2018 07:34 Martí Batres Actualizada 19:34

El presente proceso electoral se ha caracterizado por ser la lucha entre la voluntad de cambio de la mayoría ciudadana contra la infamia de distintos grupos de poder que quieren a toda costa que la situación de México siga igual. Cada semana, las expresiones más conservadoras vinculadas a PRI y PAN emiten una serie de nuevas infamias para dañar la imagen de Andrés Manuel López Obrador y la de quienes luchan junto a él.

De esta forma, el candidato del PRI a la presidencia, José Antonio Meade, inició una campaña de infamia y desprestigio contra Nestora Salgado, ex líder de la Policía Comunitaria de Olinalá, acusándola de secuestro. a pesar de que las autoridades ya resolvieron su inocencia. 

La actitud de Meade es deleznable porque falta a la verdad y porque revictimiza a una mujer cuya biografía está marcada por la lucha contra la adversidad. Como muchos hombres y mujeres, Nestora se vio obligada a emigrar a Estados Unidos a la edad de 20 años para buscar mejores niveles de vida y escapar del marido que la golpeaba. En ese país realizó trabajo doméstico para sacar adelante a sus dos hijas. Al paso del tiempo logró obtener la ciudadanía estadounidense.

No obstante, Nestora regresaba a Olinalá dos veces al año para regalar ropa y comida a su familia y a vecinos de la comunidad. Esto le permitió conocer la situación de inseguridad y miedo que vivían sus paisanos. La comunidad decidió organizarse y creó la Policía Comunitaria de Olinalá amparada en la Ley 701 que en su Artículo 35 dice:

“El Estado de Guerrero reconoce la existencia y la validez de sistemas normativos internos de los pueblos y comunidades indígenas (…) los cuales son aplicables en el ámbito de las relaciones familiares, de la vida civil, de la vida comunitaria y, en general, para la prevención y solución de conflictos al interior de cada comunidad. En el Estado, dichos sistemas se consideran actualmente vigentes y en uso y tienen como objeto, además de las ya mencionadas, abatir la delincuencia, erradicar la impunidad y rehabilitar y reintegrar social (sic) de los trasgresores, en el marco del respeto a los derechos humanos, las garantías individuales y los derechos de terceros, que marca el derecho punitivo vigente”. 

De esta manera, Nestora fue nombrada por su comunidad como comandanta de la Policía Comunitaria. Gracias a estos cuerpos de seguridad, se logró abatir un 90% la incidencia delictiva de la zona. En su momento, la comandanta Salgado denunció en diversas ocasiones la colusión entre autoridades y organizaciones del crimen organizado.

Debido a esta lucha, Nestora fue acusada de secuestro y encarcelada. Dichas acusaciones no encontraron sustento legal. Se desató entonces una profunda lucha por su liberación. Incluso, el Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de la ONU emitió su opinión 56/2015, en donde exigió su liberación inmediata luego de considerar su detención como arbitraria e ilegal. Finalmente, fue puesta en libertad.

Meade ahora revive esa acusación para tratar de sacarle provecho político. Las comunidades como la de Nestora tuvieron la necesidad de organizarse en las Policías Comunitarias ante el olvido de los gobiernos federales de PRI y PAN que abandonaron el campo y generaron las condiciones para el despunte de la delincuencia. Ahora Meade trata de criminalizar a Nestora, una mujer que desde su condición de ciudadana y amparada en la ley decidió, junto con su comunidad, defenderse del flagelo de la delincuencia. Primero, victimizada por la delincuencia; luego, por las autoridades, y ahora por el candidato presidencial del PRI, Nestora Salgado escribe un nuevo capítulo de su lucha del que otra vez saldrá vencedora.

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