2012: AMLO y Abarca en Iguala

OPINIÓN 28/10/2014 05:00 Actualizada 05:00

La amnesia es el recurso preferido de López Obrador para deslindarse de quienes, en los hechos, no se han apegado a su visión redentora que busca salvar al país. El ex jefe de gobierno del DF nunca se enteró de los exclusivos gustos de su secretario de Finanzas por apostar el erario capitalino en Las Vegas.

El tabasqueño tampoco se enteró de los tratos que tenía su entonces secretario particular, René Bejarano, con Carlos Ahumada para financiar las campañas de candidatos del PRD. Y mucho menos pudo prever que Marcelo Ebrard financiaría con una mano al gobierno legítimo de México y con la otra se dedicaría a realizar negocios del calibre de la Línea 12 del Metro o la Supervía Poniente.

Andrés Manuel confió en Lázaro Mazón para negociar las candidaturas en Guerrero y operar políticamente en el estado. Tampoco puede desconocer los acuerdos que impulsaron las candidaturas de Armando Ríos Piter, impulsado por Ebrard como parte del premio de consolación tras haber cedido en la interna presidencial. Mientras que Sofío Ramírez llegó apadrinado por Ángel Aguirre. En 2012, la coalición obradorista obtuvo más de 600 mil votos en Guerrero. Y ahí operaron todos los aliados que hoy desconoce.

El líder de Morena no puede negar que sabía de los vínculos de Abarca con el crimen organizado. Tampoco que no sabía que en Iguala hubo una ruptura en el perredismo local por el dedazo de Mazón. AMLO y su equipo cercano sabían de los nexos de Abarca y no le permitieron subir al templete, ese Olimpo de la izquierda mexicana, en el mitin del 12 de mayo de 2012 en Iguala, Guerrero. Óscar Díaz Bello se acercó a AMLO para entregarle el expediente de Abarca. El mitin transcurrió entre consignas contra Abarca y Lázaro Mazón y arengas en favor de Justino Carvajal Salgado y también de Díaz Bello. La respuesta del candidato a la presidencia fue pura demagogia: "En la democracia siempre hay polémica, discrepancias, inconformidades, sólo en las dictaduras hay imposiciones. Vamos a unirnos para salvar al país".

Así de sutil fue el espaldarazo a José Luis Abarca. Una detallada crónica de Eduardo Albarrán fue publicada el 13 de mayo de 2012 en el periódico El Sur de Acapulco. Esta vez no se puede acusar de un complot. López Obrador debe asumir el costo político de sus errores. Al final, ni los guerrerenses se unieron, ni López salvó al país.

En el radar

La clave de la designación de Rogelio Ortega como gobernador interino de Guerrero radica en que él mismo fue un estudiante desaparecido durante los años de la guerra sucia. Su madre encaró a Rubén Figueroa Figueroa y fue liberado después de ese hecho. Su trayectoria como luchador social le da legitimidad frente a los familiares de las víctimas, también la distancia que mantiene con Ángel Aguirre juega a su favor. No así el tiempo que apremia a encontrar a los normalistas, luego de que se cumpliera un mes de su desaparición forzada.

Periscopio

Víctima de su protagonismo, el padre Alejandro Solalinde declaró de manera poco responsable que los normalistas habían sido quemados vivos sin dar a conocer la ubicación de la supuesta pira. Esto provocó la ira de los padres y familiares que aún mantienen la esperanza de ver con vida a los muchachos. Estudiantes y maestros de la Normal Rural de Ayotzinapa lo declararon persona non grata y fue echado de las instalaciones.

Bitácora de lo absurdo

Desde el sábado 25 de octubre, el equipo de prensa de Beatriz Mojica comenzó a circular un detallado perfil de la secretaria de Desarrollo Social de Guerrero. Luego de la renuncia de Aguirre a la gubernatura comenzó a manejarse su nombre como posible, casi segura, gobernadora interina. Pero los astros conspiraron en su contra. Al hacerse oficial la designación de Rogelio Ortega, Mojica convocó a una rueda de prensa en el Distrito Federal y con un semblante lleno de frustración acusó que había sido vetada por su condición de mujer.

No porque su perfil se quedara corto frente a la magnitud de la crisis que se vive en Guerrero. Tampoco porque su cercanía con la corriente Nueva Izquierda poco ayuda a resolver el conflicto. Cuando se dio cuenta que ningún reportero le compró su historia, entonces se destapó inoportunamente como candidata a la gubernatura en 2015. Y finalmente lanzó un venenoso dardo a Sebastián de la Rosa, al señalar que tenía una relación directa con José Luis Abarca. Valga señalar que el diputado federal perredista declaró el mismo día que se supo de la tragedia en Iguala, que José Luis Abarca tenía "todo el respaldo político de Nueva Izquierda". ¿Dónde estás PGR?

Nos arrobamos en Twitter: @LeoAgusto

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