El Gran Angular cumple hoy diez años de publicarse en El Gráfico, lo que no hubiera sido posible sin la atención que sus lectores le han dispensado a esta columna y sin la respetuosa tolerancia que ha recibido de los directivos, jefes y colegas de esta casa editorial. Ellos, a lo largo de este período, ni una palabra han quitado ni sentido alguno cambiado ni "línea" tirado o exigido en las colaboraciones trisemanales de este reportero. Ha sido, por lo tanto, una década del más absoluta y gratificante ejercicio de libertad de expresión, por lo que estoy más que agradecido.

En mil 385 columnas he tenido la oportunidad de compartir y comentar con las lectoras y los lectores de El Gráfico, acontecimientos de un México que sin duda cambia aceleradamente pero que no atina a sacudirse viejos lastres de autoritarismo, desigualdad social y corrupción; y de un mundo cada vez más abierto y conectado, pero como siempre injusto y violento por obra y gracia de ese hombre que es lobo del hombre.

Aquí le hemos tomado el pulso a la más sucia campaña presidencial de la que se tenga público registro, la de 2006, la de la guerra de lodo electoral, incluidos los videoescándalos orquestados desde el poder contra Andrés López Obrador quien fue desaforado pero que con esa humillación a cuestas libró un proceso penal venenosamente inducido, gracias al apoyo popular sin precedente que lo llevó a ganar aquella elección que el status quo acabó por arrebatarle de la manera más descarada.

En este espacio también repasamos el conflicto pos electoral que de ello derivo, el bloqueo por días del Paseo de la Reforma, la irritación ciudadana, la exigencia del recuento voto por voto y el fallo de un Tribunal Electoral cuyo veredicto fue que sí se violó la ley, pero nada más tantito, y que por favor, no se vuelva a repetir.

Desde entonces ha seguido una vorágine de noticias aquí desveladas o comentadas: la amenaza de los machetes y la represión de Atenco, la rebelión social de Oaxaca, el informe secreto sobre Cuba que casi llevó a la ruptura de relaciones diplomáticas; la guerra contra el narcotráfico desatada por Felipe Calderón para legitimarse y su secuela de sangre y muerte; las víctimas inocentes de esa inútil escalada y sus emblemáticos casos como el de los dos estudiantes del Tec de Monterrey tiroteados al salir del campus o la familia acribillada por una patrulla militar en la carretera a Nuevo Laredo; las atrocidades del crimen organizado contra los migrantes en San Fernando; las complicidades políticas en el trágico incendio de la Guardería ABC de Hermosillo; la captura en Mazatlán de 'El Chapo Guzmán' casi trece años después de su primera fuga, su posterior huída del Altiplano por un túnel cuya construcción no tiene más explicación que la complicidad, y su azarosa recaptura; la primera denuncia de que el GDF había comprado trenes del Metro que no se correspondían con las vías; la desaparición en Iguala de los 43 normalistas de Ayotzinapa; el surgimiento y caída del Movimiento #YoSoy132 de estudiantes universitarios; el regreso del PRI a Los Pinos; y las reformas estructurales con todo y entrega del petróleo al capital privado, entre otros muchos acontecimientos.

Igual hemos tratado de comprender el vertiginoso acontecer de un mundo que la tecnología nos permite pulsarlo en tiempo real: la quiebra de Lehman Brothers en 2007 y la crisis económica internacional de la que aun no atinamos a salir; la llegada a la Casa Blanca en 2009 del primer presidente negro en Estados Unidos; la primera renuncia de un Papa en funciones, Benedicto XVI, en 2013, y la elección del primero llegado de América Latina; la radicalización del islamismo y la conmoción causada por sus ataques terroristas en París (noviembre de 2015) y, más recientemente los de Bruselas; el surgimiento del Estado Islámico, con control de territorios de Irak y Siria, y la guerra abierta con el régimen de Damasco; y el deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos tras 50 años de un bloqueo económico que Washington no acaba de levantar.

Una de las historias presentadas aquí que más repercusión tuvo los lectores de El Gráfico, fue el fraude de Moradigna, una asociación civil que mediante presuntos fideicomisos jamás transparentados, ha exigido cuotas mensuales a ahorradores, sobre todo de la tercera edad, que llevan trece años cubriéndolas, con la promesa de que recibirán financiamiento para construir sus casas, sin que hasta ahora hayan recibido un solo centavo. El engaño sigue impune porque ninguna de las víctimas, quienes se niegan a aceptar que han sido timadas, se atreve a presentar las denuncias por un delito que no se persigue de oficio.

Asuntos como este último muestran con claridad que la atención de la gente, sobre todo de los que no tienen voz, se centra en temas que afectan sus ya de por si mermados intereses, lo que sugiere que es por ahí donde debe profundizar este Gran Angular, que ojalá me permitan, lectores y editores, seguir publicándolo durante algunos años más.

@RaulRodriguezC