Matrimonios de jóvenes, mal, mal

OPINIÓN 28/03/2013 00:00 Actualizada 00:00

El matrimonio temprano es un problema social y hay mujeres que lo padecen, como Rosa Jiménez —una muchacha que acaba de cumplir 18 años y es madre de una hija de casi dos—, quien trabaja en una cocina económica donde reparte pedidos, cuenta la socióloga Eleonora López, especialista de TAD (Think Action Development) en embarazo adolescente y matrimonio.

Esta chica vive con el padre de su hija; él es apenas un año mayor que ella y, muy a su pesar, la joven “sólo pudo casarse por el civil”. Rosa es una de las muchísimas mexicanas que inició su vida conyugal siendo muy joven, en la adolescencia.

“Si el matrimonio o la vida en pareja entre personas adultas conlleva compromisos y retos importantes, entre jóvenes se vuelve una situación mucho más compleja”, explica.

Riesgos a la vista

La socióloga menciona que “es por ello que el matrimonio a edades tempranas tiene una bajísima tasa de éxito; entre otras cosas, porque los jóvenes se enfrentan a la compleja condición de ser un adulto no formado”.

De acuerdo con datos proporcionados por el Inegi, 40.9% de las mujeres de entre 15 y 29 años tienden a unirse a edades tempranas, y 19% de las adolescentes que forman parte de este grupo están embarazadas.

“En nuestra sociedad el tema de la fertilidad y la nupcialidad casi siempre van de la mano; mucho de esta asociación tiene que ver con el núcleo familiar, pues cuando los padres se enteran del inicio de la vida sexual o de un embarazo no planeado, buscan ‘solucionarlo’ a través del vínculo matrimonial en el mejor de los casos; así que exponen abruptamente a la pareja a una situación para la que definitivamente no están preparados”, señala la especialista.

Escala del problema

Datos del Censo de Población y Vivienda 2010 indican que los estados en los que se encuentran las tasas más altas de fecundidad en adolescentes en un rango entre 15 y 19 años son Baja California Sur, Chiapas, Chihuahua, Durango, Nayarit, Sinaloa y Tamaulipas, entidades que permiten el matrimonio prematuro entre jóvenes de 14 años entre las mujeres.

Eleonora López dice que “es importante que la sociedad se enfoque en crear políticas públicas familiares que protejan y prolonguen la infancia y la adolescencia de los individuos, proporcionándoles espacios de crecimiento y desarrollo personal y profesional; de no ser así, continuarán los altos índices de matrimonios, divorcios y viudez infantil por mortalidad materna.

“Esto sin mencionar que este tipo de parejas tienen un alto riesgo de exponerse a la violencia intrafamiliar —como lo señala la reciente Encuesta Nacional de Salud—, pues es en esta etapa de la vida en que los individuos son más impulsivos y las reacciones agresivas más comunes.

“Es importante concientizarnos de que el matrimonio, más allá de ser un vínculo conyugal, es una institución que le da forma a la sociedad, preámbulo esencial de la familia y, como tal, esencial en el desarrollo de la misma”.

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