¿Los derechos humanos protegen a criminales?

OPINIÓN 27/11/2013 05:00 Actualizada 05:00

Atanasio Rodríguez, padre de Alejandro, joven desaparecido por policías municipales de San Luis Potosí, en el año 2010 lanzó la pregunta pulverizadora durante un taller sobre violencia de género, impartido por funcionarios de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra), a la que fueron invitados familiares de desaparecidos, la mayoría provenientes del estado de México, Distrito Federal y zona conurbada.

Inmediatamente, varias madres replicaron la queja. Se sumaron Amparo Vargas, madre de Cecilia, quien a los 16 años fuera asesinada por César Armando Librado Legorreta, en el estado de México.

También lo hizo Celia, madre de Iván Serrano Hernández, desaparecido y asesinado desde 2011 en el estado de México; y la madre de Daniela Xóchitl, quien a los 6 años fue secuestrada y desaparecida desde entonces -y que hoy está por cumplir 13 años-.

Los funcionarios explicaron someramente: los procesados, los indiciados también tienen derechos. Es necesario un equilibrio.

Pero los padres de familia reviraron de nuevo: ¿Dónde están los derechos de las víctimas del delito? La conversación giró sobre la reciente creación de una Comisión de Víctimas, que comenzaría a funcionar sobre el andamiaje de Províctima. Una nueva comisión, dijeron unos. Más elefantes blancos, exclamaron otros.

La confusión sobre el papel de los derechos humanos es generalizado en México. Sobre todo en lugares donde el crimen organizado es rapaz. Ahí se cree que aquéllos sólo sirven para proteger criminales. Esto es erróneo.

Los derechos humanos se ocupan de proteger al ciudadano común de los excesos y omisiones de los funcionarios públicos y el Estado. Por eso, un criminal común no puede ser violador de derechos humanos. Es llanamente un criminal.

En cambio, sí lo es un policía que omite o tuerce una investigación, un médico del sistema de salud que es negligente, un agente del ministerio público que arma mal un expediente o un judicial que tortura a un sospechoso. Las víctimas y familiares de víctimas también pueden acudir a derechos humanos cuando un proceso no es llevado correctamente.

Desaparecido: hoyo negro en el corazón de las personas que lo aman.

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