La virginidad ¿va al alza?

OPINIÓN 27/09/2013 05:00 Actualizada 05:00

Se cree que cayó en desuso, pero la realidad es otra y la virginidad está siendo considerada nuevamente por algunos jóvenes, aunque también el sexo casual toma ventaja.

Los estudios más recientes de los Centros de Control de Enfermedades entre estudiantes universitarios en Estados Unidos revela que actualmente hay más personas vírgenes que hace unos años, estos son el 29% de ellas y el 27% de ellos que tienen entre 15 y 24 años. En el 2002, el promedio era de 22%.

Sin embargo, los que no están dentro de estos porcentajes han optado por tener de manera más frecuente relaciones informales. Hoy, más de la mitad de los estudiantes en las universidades tiene sexo, en promedio durante esta etapa escolar los hombres se involucran sexualmente con unas 9.7 parejas, mientras que las mujeres lo hacen con un 7.1.

Es decir, el sexo casual está aumentando, ya que el argumento que gana terreno es que buscan una relación sin relación, es decir, sólo tener satisfecha la necesidad sexual sin tener que cargar con un compromiso, como en alguna ocasión lo expresó la actriz Natalie Portman, quien se graduó de una de las más prestigiadas universidades norteamericanas, Harvard.

Por esta causa, los conocidos hoy como amigos con derechos también son opciones que van en aumento, a pesar de que la ciencia se empeñe en decir que esto es imposible debido a que el sistema límbico profundo (el que almacena y clasifica los olores, la música, símbolos y memoria, todo en un espacio del tamaño de una nuez y que es donde se da el romance), no lo permite.

Según los neurólogos, los químicos del cerebro que se asocian al romance y al sexo inundan ese sistema durante una gran variedad de experiencias sexuales; así, tomarse la mano, abrazarse, masajes suaves y, de manera más poderosa, tener relaciones sexuales, trabajan en combinación para crear el coctel químico que graba esas experiencias de manera profunda en el centro de la emociones del cerebro, lo que hace que recordemos claramente las experiencias e imágenes sexuales.

Uno de estos químicos es el neurotransmisor conocido como dopamina, que se libera durante el sexo para crear la sensación de placentero, pero también es un químico de ansiedad y hace que la persona quiera más; por ello, es la responsable de la adicción pues “encariña” a la gente emocionalmente con la fuente del placer.

Además, entra también en juego la oxitocina, que igual se segrega durante la relación sexual, en menor cantidad durante el contacto íntimo del cuerpo a cuerpo (de otra manera no podríamos intimar con la persona) y una dosis mucho mayor se produce si hay orgasmo.

De hecho, se sabe que en alta cantidad se da sólo en el orgasmo o cuando la mujer amamanta a su bebé, ya que su función es la de crear vínculos.

Por estas razones, los científicos expresan que sin química no existen las relaciones humanas y más, las sexuales sin apego, y que el sexo por sexo es un ideal difícilmente alcanzable, por lo que muchas personas prefieren abstenerse antes de involucrarse.

De tal forma, la virginidad se vuelve una opción que si bien es muy criticada, también va tomando adeptos en el mundo, donde el sexo está replanteando esquemas de convivencia.

No obstante, ahora no se trata de llegar virgen al matrimonio, porque la virginidad actual no se plantea el matrimonio como meta, sino que se trata de postergar lo más posible las prácticas sexuales que impliquen compromisos serios o vínculos afectivos fuertes.

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