El turbio caso de Big Bola (1)

OPINIÓN 27/07/2015 05:00 Actualizada 05:00

Los hermanos Francisco Javier y Óscar Rodríguez Borgio, propietarios de los casinos Big Bola y con orden de aprehensión por el fraude cometido a Banamex y a Pemex a través de Oceanografía, han adquirido una millonaria finca en Sevilla, España, donde estarían permanentemente escondidos o al menos pasan ahí varias temporadas del año. Si están ahí ¿por qué no los detienen?

La finca se llama “La Caprichosa”, tiene 152 hectáreas y un cortijo de tres mil metros cuadrados, está ubicada en Gerena (Sevilla) y es descrita por las revistas de la alta sociedad española como una “coqueta” propiedad diseñada por el afamado arquitecto Aníbal González.

Francisco Javier Rodríguez Borgio la compró en 3.9 millones de euros a los tres hijos de Joanne Hearst Castro, nieta del legendario magnate de la prensa estadounidense William Randolph Hearst.

La finca forma parte, de acuerdo con los registros españoles de la propiedad, de una sociedad creada en Madrid por el propio Rodríguez Borgio, denominada Explotaciones La Caprichosa SL, constituida en mayo de 2013 y cuyos dos apoderados son el español Antonio Cañones Amarillo y el mexicano Rodrigo Aguirre Vizzuet.

Es probable que Rodríguez Borgio esté siguiendo el patrón de su primo y socio Ángel Isidoro Rodríguez, quien mucho disfrutaba que le llamaran “El Divino”, sobre todo cuando adquirió el Grupo Financiero Asemex-Banpaís, desde donde cometió diversos fraudes, incluidos los auto-préstamos que se hizo por 400 millones de dólares. Responsable, además, de una buena parte de la quiebra bancaria de 1994-1995 que derivó en el multimillonario salvamento del Fobaproa, a costas del contribuyente, “El Divino” huyó y se escondió en España, hasta que la Interpol los detuvo en Palma de Mallorca.

CitiGrup detectó en diciembre de 2013 varias operaciones crediticias fraudulentas cometidas por su filial Banamex, a favor de la empresa petrolera Oceanografía. La PGR informó el 28 de febrero de 2014 que Oceanografía había defraudado a Banamex con un crédito a corto plazo por 585 millones de dólares, usando como garantía pagos que esperaba de Pemex, sustentados en documentos de cuentas por cobrar con firmas falsificadas.

Setenta y cinco por ciento de las acciones de Oceanografía son de los hermanos Amado y Carlos Daniel Yáñez Osuna, y con un porcentajes que no está claramente definido, también tienen acciones Martín Díaz Álvarez y los hermanos Javier y Óscar Rodríguez Borgio.

Por los fraudes detectados, la PGR tiene abiertos 44 procesos judiciales por delitos que van desde el lavado de dinero, falsificación de documentos, robo y compra-venta de gasolina, fraude fiscal y delincuencia organizada, entre otros.

El presidente de Oceanografía, Amado Yáñez Osuna fue detenido en Acapulco el 20 de octubre de 2014. En sus declaraciones incriminó a su principal operador financiero, Martín Díaz Álvarez, también presidente del Consejo de Administración de Caja Libertad, de quien se asegura que llegó a manejar las firmas gracias a las influencias de su tío Francisco Gil Díaz, ex secretario de Hacienda; del despacho de abogados y destacados cuadros del PAN, Diego Fernández de Cevallos y Antonio Lozano Gracia; y de los hijastros del ex presidente Vicente Fox, los hermanos Manuel y Jorge Bribiesca Sahagún.

Estos últimos habrían cabildeado (magos del tráfico de influencias) las licitaciones de Pemex a favor de Oceanografía, mientras que al ex secretario de Hacienda se le atribuye que, como consejero de Banamex, recomendó para presidente del Grupo Financiero a Javier Arrigunaga (operador del Fobaproa), quien habría facilitado los créditos para Díaz Álvarez, sin ser escrupuloso en el procedimiento.

Arrigunaga ya fue cesado de Banamex por el ‘bombazo’ que el caso Oceanografía le ha asestado al banco y cuyos efectos aún no terminan.

Yáñez Osuna también acusó en la indagatoria UEIORPIFAM/AP/115/2014, a sus ex socios los Rodríguez Borgio quienes se asegura que se desprendieron de sus gasolineras (acusadas de comprar y distribuir combustible robado), para entrarle al negocio de Oceanografía, aunque han mantenido sus casas de juego Big Bola, de las que algo le he contado aquí y de las que más le contaré en la próxima entrega.

@RaulRodriguezC
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