Diversidad en el ring

Gabriel Cruz

OPINIÓN 27/06/2017 11:52 Gabriel Cruz Actualizada 11:52

Si la lucha libre para las mujeres es complicada, tener una preferencia sexual distinta es más, pero el tercer bando en el ring no se rinde en el intento.

Suelen ser menospreciados, utilizados como relleno en un espectáculo al que por naturaleza no le va muy bien cuando de credibilidad se habla. Así que su batalla es doble: Ganarse un lugar sobre un machismo feroz que los tacha y les da la espalda.

El sábado, Día de la Diversidad en la Ciudad de México, rudos y técnicos se unieron en el Faro Aragón para una función emotiva y valiente.

Nadie ganó a besos la batalla, cada triunfo tuvo estampas luchísticas dignas de la mejor arena. Oscar El Hermoso regaló su primer combate tras su paso por el quirófano y quedó rendido sobre el enlonado, gesto premiado por algo más que aplausos.

Chica Ye Ye, tan femenino como recio, fue el más coreado y no traicionó esas ovaciones: Se bebió la Copa Rudy Reyna de tres tragos hasta acabar con sus rivales en la final. Entonces apareció La Diva Salvaje, a la postre la reina de la noche, para reclamar su lugar. No a gritos ni aspavientos. Sí con el hambre y deseo de gloria suficientes para situarse como el nuevo campeón War City, trono que dejó El Demasiado tras una buen combate.

Fue una cita de respeto. La de los protagonistas que desde el ring mandaron mensajes de que su preparación es igual a la de cualquiera.

Lejos de caer en prácticas gastadas hacía el público, no pidieron arrumacos ni exigieron aplausos, se los ganaron, los arrebataron en una fiesta de la diversidad que incluyó a todos. La afición, distinta también a la de las arenas tradicionales, disfrutó el agasajo sin morbo y con sed de diversión, colmada desde la primera llave hasta la última palmada. Se fue dos horas después satisfecha, con la imagen de sus nuevos ídolos como recuerdo y flachazos de buena lucha libre en su memoria.

Faltaron muchos. Cinco años antes la convocatoria fue mayor, pero a cambio de la cantidad hubo calidad para llenar de color el lugar. Alejado de la oscuridad en la que la sociedad pretende mantenerlo, el tercer bando brilló, con la promesa de volver el próximo año. Mientras esa cita llega, seguirá su batalla en los cuadriláteros con dignidad y sin esconder el rostro que lo hace diferente.

Buenas luchas!

 

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