Rancho El Sol

OPINIÓN 27/05/2015 05:00 Actualizada 05:00

A propósito de lo aquí publicado el lunes pasado, esta columna recibió un correo electrónico cuyo remitente, por lo dicho, se asume como representante o acaso familiar de los dueños del rancho “El Sol”, lugar donde el viernes 22 de mayo ocurrió el enfrentamiento de Tanhuato, Michoacán, donde murieron 42 presuntos delincuentes y cayó abatido un policía federal.

El contenido del mail lo reproduzco porque el remitente está en su derecho de así solicitarlo como aclaración, además de que contiene un par de asertos que acaso den un poco de más luz al asunto: 1. Que el rancho no ha sido refugio histórico de delincuentes; y 2. Que su ocupación ilegal por hombres armados, ocurrida cuatro días antes del enfrentamiento, en efecto dio lugar a una demanda que las fuerzas federales atendían.

La historia reciente del rancho “El Sol” no está exenta, sin embargo, de episodios en que la delincuencia y algunos funcionarios han causado gran daño a los propietarios.

De acuerdo con el correo electrónico [email protected], el propietario del rancho se llama don Jorge Castañeda (sin que al parecer tenga nada que ver con el homónimo que fue secretario de Relaciones Exteriores con José López Portillo ni con el hijo del diplomático que también fue canciller, pero con Vicente Fox). Resulta que don Jorge fue secuestrado “hace como cuatro años”. “Pidieron por él un rescate de 10 millones de dólares, por lo que el rancho “El Sol” y una propiedad que tenía su esposa en Jarretaderas (Bahía de Banderas, Nayarit) se pusieron en venta para conseguir el dinero”.

Pero los secuestradores ya nunca volvieron a llamar y las propiedades estuvieron mucho tiempo abandonadas. Con el tiempo, y al no recibir noticia ni de los secuestradores ni de don Jorge, la señora puso en renta las propiedades y el miedo la expulsó a vivir a otro país.

Con tales antecedentes, el correo electrónico afirma que “el rancho nunca fue refugio de criminales”, y pide a quien esto escribe, que así lo apuntó, ponerse en el lugar de la dueña, quien no tiene en quien confiar. Además, reclama al gobierno que a pesar de la situación de la señora (cuyo nombre nunca precisa), haya salido a decir que fue ella la que denunció la irrupción de hombres armados el lunes 18 de mayo, sin calcular que al hacerlo puso en riesgo su vida. “Si existió una denuncia o no, es información que debió quedar guardada”. Y luego recrimina: “Es el error más grande del gobierno poner al frente del huracán a quien se supone estaba haciendo lo correcto”.

Pero el correo también revela abusos derivados de la situación de vulnerabilidad en que quedó la señora tras el secuestro de su esposo:

“Cuando la casa de Jarretaderas (Bahía de Banderas, Nayarit) estaba rentada, la dueña se enteró que una muchacha que estaba secuestrada, se escapó por una ventana del segundo piso y llegó la policía. Y entonces el procurador de Nayarit (Édgar Veytia) se apoderó de la casa. El abogado de los dueños fue formalizar algún acuerdo, pero la casa ya la utilizaban como bodega de armamento del procurador de Nayarit, quien además pidió un millón y medio de pesos para devolverla. Hasta la fecha, esa casa sigue en poder del procurador ilegalmente”. La señora de Castañeda se consiguió un abogado que por fin decidió denunciar y ya metió una demanda federal para recuperar la residencia de Bahía de Banderas.

El relato continúa así: “Hace unos días, el lunes (18 de mayo), el rancho fue invadido por al menos 30 hombres armados que sacaron a los trabajadores, incluyendo al velador Raúl. Uno de ellos avisó al abogado lo que sucedía y éste presentó denuncia de invasión. Esa denuncia fue presentada (el miércoles 20 de mayo), al menos dos días antes de lo sucedido el viernes (22 de mayo) en el rancho. La policía ya sabía que estaban ahí y por eso se denunció, para evitar que sucediera lo que paso en Jarretaderas, donde un funcionario del gobierno terminó por apropiárselo”.

Y concluye: En el rancho nunca hubo problemas y se usaba como casa de vacaciones; algunas veces, los dueños llegaron a cultivar alfalfa y maíz, pero todo eso se acabó cuando secuestraron a don Jorge. Desde entonces la dueña ha vivido en otro país”.

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raulrodriguezcortes.com.mx
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