Arnoldo, una pieza clave

OPINIÓN 27/05/2013 00:00 Actualizada 00:00

El viernes pasado murió a los 88 años Arnoldo Martínez Verdugo, el último dirigente histórico de la verdadera izquierda mexicana e indudable protagonista de la transición democrática de nuestro país. Siempre comunista, lideró los procesos para sacar a la izquierda de la marginalidad y el sectarismo, e impulsó la unificación de fuerzas para dar la batalla por la transformación de México desde la democracia electoral.

Quizás el contexto de clandestinidad y de abierta represión del gobierno en el que transcurrió una buena parte de su lucha política, pero también su rechazo a los reflectores, sean razones por las que Martínez Verdugo es poco conocido para las actuales generaciones y poco reconocida su lucha.

Quien esto escribe supo de él en la reporteada: era 1978 y el régimen priísta, entonces bajo la presidencia de José López Portillo, había entrado en una fuerte crisis de legitimidad. Martínez Verdugo (en medio de severas críticas de algunas facciones del PCM y de otros grupos socialistas) fue uno de los destacados personajes de las negociaciones con el entonces secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, que dieron lugar a una primera reforma política que, entre otras cosas, reconoció la legalidad del Partido Comunista y amnistió a decenas de presos políticos caídos en la guerra sucia.

No fue aquello una generosa concesión del gobierno, sino el triunfo de numerosos mexicanos que llevaban años enarbolando las banderas del cambio social y la igualdad.

Martínez Verdugo era uno de ellos y había iniciado su lucha en 1946, durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho, cuando vino a la ciudad de México desde su natal Sinaloa y se afilió al PCM; 13 años después (1959) lo eligieron miembro del secretariado colectivo del partido. Esto ocurrió en el contexto de la Guerra Fría (la confrontación abierta de EU y la Unión Soviética) y de los movimientos ferrocarrilero y magisterial que dieron lugar en México a una férrea represión del régimen autoritario del PRI.

Martínez Verdugo fue nombrado secretario general del PCM en 1963, a finales del gobierno de Adolfo López Mateos. Desde ahí mostró una posición independiente y crítica del comunismo mexicano hacia la Unión Soviética. Condenó, por ejemplo, la invasión soviética de Checoslovaquia para terminar, a sangre y fuego, con los afanes libertarios y democratizadores de la llamada “Primavera de Praga”.

Después del reconocimiento del PCM en 1978, Martínez Verdugo encabezó un primer gran proceso unificador de los grupos de izquierda. Se alió con el Movimiento de Acción y Unidad Socialista, el Partido del Pueblo Mexicano y el Partido Socialista Revolucionario para conformar la Coalición de Izquierda en 1979, con la que ésta participó por primera vez, con registro condicionado, en un proceso electoral que le dio 18 diputaciones en el Congreso.

El número de votos obtenido permitió, en 1981, la conformación del Partido Socialista Unificado de México (PSUM), del que fue parte del secretariado colectivo junto con otros personajes de la transición como José Woldenberg y Pablo Gómez. En las elecciones de 1982, Arnoldo Martínez Verdugo fue el candidato presidencial del recién conformado partido.

Candidato a diputado por el PSUM, Martínez Verdugo fue secuestrado en 1985 por el Partido de los Pobres, aquel fundado por Lucio Cabañas. Se exigía el pago de al menos 100 millones de pesos que eran parte —dijeron sus plagiarios— del rescate pagado por la liberación del ex gobernador de Guerrero, Rubén Figueroa, y que habían dejado bajo el resguardo del PCM. Pero ese dinero —se informó entonces— fue utilizado por el partido para la compra de un edificio. El caso es que para evitar mayor inestabilidad a la que ya existía por la crisis económica y por las rupturas dentro del PRI que ya se percibían a la distancia, el gobierno de Miguel de la Madrid acabó pagando el rescate.

En 1988, el PSUM designó candidato presidencial a Heberto Castillo quien, faltando unas semanas para los comicios, declina la candidatura y el partido, encabezado entonces por Martínez Verdugo, se suma al Frente Democrático Nacional y a la primera candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas. Y después del fraude electoral que llevó a la Presidencia a Carlos Salinas, el PSUM y Martínez Verdugo, siempre con la idea de la necesaria unificación de la izquierda, cede su registro para la conformación del PRD, al que se suma sin dejar de defender dentro de él su posición comunista.

Ese fue Martínez Verdugo, “un hombre de principios —decía Martha Recasens, su compañera por 30 años— cuya estatura moral incomoda a muchos, incluso a algunos que dicen seguir su ejemplo”. Y ahí andaban varios de ésos en el homenaje que se le rindió el sábado. ([email protected]) (Twitter: @RaulRodríguezC).

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