Canonicemos a las lavanderas

LEO AGUSTO

OPINIÓN 27/02/2017 11:02 LEO AGUSTO Actualizada 11:02

Supongamos que Andrés Manuel López Obrador es una olla. Ahora, imaginemos que Miguel Ángel Yunes Linares es un comal, o viceversa. Y revisitando el viejo refrán, Yunes le dice a López Obrador: “qué feo estás”.

Con esta bella alegoría popular es posible ejemplificar el pleito del que hemos sido testigos en los últimos días entre Obrador y Yunes. Donde ninguno de ellos está, diría el gran Fito Paéz, a la altura del conflicto; la impunidad y corrupción sin precedentes en Veracruz y en todo el país. Si bien Duarte rompió todos los límites con su delirio y abuso del poder, también hay otros gobernadores que se burlan de la justicia protegidos por el poder. 

Miguel Ángel Yunes es un político mañoso que busca utilizar la información de manera facciosa para su beneficio. Ahora, al acusar a López Obrador de haber recibido dinero, dos millones de pesos mensuales, del gobierno de Duarte, Yunes busca más la venganza, que justicia. Y si los panistas se descuidan, el veracruzano podría hacerse de la candidatura presidencial, por encima de Margarita Zavala, Ricardo Anaya y el impresentable Rafael Moreno Valle. 

Y ahora sí, los líderes del PRI y el PAN exigen a la Fepade que actúe no como una fiscalía especializada en delitos electorales, sino como una inquisición que mande a la pira al puntero en las encuestas rumbo a la presidencia. No aprendieron nada del desafuero contra el tabasqueño en 2005, pero 12 años después, la denominada “maleanteada” no le ha encontrado la cuadratura al líder plenipotenciario de Morena. Si no arman bien el caso, lanzarán a Morena muy arriba en las encuestas, inalcanzable. 

Del lado de AMLO, debería elegir bien sus batallas y mejor sus argumentos. No es posible que un día convoque a los mexicanos a sumarse a su querella contra Trump en la ONU y al siguiente dé estos ejemplos de política del escándalo. Por ello, decir que el pleito entre ambos es de lavadero, deshonra a las artífices del tallar y enjuagar en el río, que bien podría dar cátedra de cómo rifarse un tiro derecho y no quedarse en meros argüendes que abonan a una polarización social que en estos momentos no sólo resulta inconveniente, sino peligrosa para el país. 

Periscopio. El fin de semana circuló en redes sociales una fotografía editada del evento oficial para celebrar el Día de la Bandera en el estado de Oaxaca. Algún malqueriente del gobernador Alejandro Murat puso a circular la imagen del acto con la leyenda “Día de la Vandera”, que para los tiempos oscuros que vive el país cualquier cosa resulta no sólo creíble, sino posible. Sin embargo, este no fue el caso, se trató de una manipulación que pareciera menor, pero es delicada si consideramos que un factor que influyó para llevar a Donald Trump a la Casa Blanca fue precisamente la circulación de noticias falsas en Internet. El asunto es que la imagen falsa fue difundida incluso por periodistas y medios de comunicación supuestamente serios que, en lugar de verificar la información, se valieron de los signos de interrogación para justificar la oscura propaganda. Seamos responsables, compañeros de gremio. 

Bitácora de lo absurdo. Margarita Zavala tuvo un encuentro con funcionarios de los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón para presentar su proyecto político presidencial. Aquello parecía una pasarela de cartuchos quemados y políticos sin chamba, pero también un vano esfuerzo para reunir los pedacitos del fragmentado PAN. Dos cosas en el discurso de Margarita Zavala causaron un levantón de cejas en ‘El Gordo’: La comparación propia de los Calderón con los Obama, en dado caso serían los Beverly de Las Águilas. Y la otra; la proclamación de la ex primera dama como la única que puede vencer a López Obrador, declaración absolutista que no se veía desde los tiempos de Luis XIV cuando se aventó la máxima que lo inmortalizaría: ‘El Estado soy yo’. Habrá que ver si el tiempo le da la razón a Zavala o se burla de ella en la elección de 2018. 

SubmarinoPolitico.com

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