AMLO y el fin de la pureza

LEO AGUSTO

OPINIÓN 26/04/2017 13:53 LEO AGUSTO Actualizada 13:53

Sí, en política no hay coincidencias, la paradoja es el fulgor del paisaje electoral mexicano.

El pasado 8 de abril, el líder nacional de Morena intentaba incendiar con su discurso en la plaza pública de Las Choapas, Veracruz, al dedicar buena parte de su candela a los casos de corrupción de Odebretch en América Latina y sus consecuencias al ser investigados líderes y presidentes del orbe. “Salvo en México, aquí no se está investigando”, arengaba el tabasqueño ante la mirada incierta de sus seguidores, que no entendían de que les estaba hablando. 

En el templete estaba la plana mayor de Morena en Veracruz: Rocío Nahle, líder de bancada en la Cámara de Diputados; Cuitláhuac García, ex candidato a gobernador y la candidata a presidenta municipal Eva Cadena, quien fue arropada por sus entonces compañeros de partido porque en ese momento no era vista como ex panista, ni poco cercana a López Obrador, quien en 2016 la impulsó como candidata a diputada al congreso local. Eva Cadena no era una inocente ni una improvisada en la política, como se ha querido mostrar hoy.

Pero abajo del templete la disputa era otra: un grupo de maestros acusaba la imposición de Eva Cadena, pero AMLO, como Wall-e, no tenía ojos para nadie más. La gente gritaba que era corrupta, pero la reacción de los líderes no fue sólo de defensa ante los cuestionamientos. Acusaron de forma velada a los disidentes de ser enviados de la Secretaría de Gobierno de Veracruz.

Algo muy parecido ocurrió en la campaña presidencial de 2012, cuando la gente en Iguala, Guerrero, le gritaba al entonces candidato presidencial que José Luis Abarca no representaba la “esperanza de México”. En ambos casos, López Obrador fue advertido de viva voz al ser abordado por simpatizantes del PRD en Guerrero y Morena en Veracruz. En ambos casos, hubo mantas para impugnar las candidaturas de José Luis Abarca y Eva Cadena. Pero López Obrador no escuchó nada, fue más fácil acusar un complot de la mafia del poder.

“No robar, no mentir, no traicionar”, lema que fue repetido como mantra, el bálsamo que durante años cubrió a Lopez Obrador, comienza a mostrar desgaste. Cualquier ‘coach’ de programación neurolingüística pudo haber advertido que “lo que resistes, persiste”. Y así sucedió con los robos, mentiras y traiciones en Morena.

Los principios y los ideales de López Obrador han aguantado los embates de sus más cercanos colaboradores: René Bejarano y sus ligas; Gustavo Ponce, secretario de Finanzas y apuestas de AMLO en el gobierno del DF; Pedro Pablo de Antuñano, ex director Jurídico y de Gobierno en la delegación Cuauhtémoc, segundo de a bordo del zacatecano Ricardo Mon-real, que fue pillado con 600 mil pesos en efectivo. Hoy, exonerado por la PGJ y con el dinero de nuevo en su caja de zapatos.

Sin olvidar el desesperado intento del secretario de prensa del líder de Morena, César Yáñez, por liberar a su pareja, Dulce Silva Hernández, recluida en Puebla por el delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita. Yáñez buscó negociar la impunidad de su consorte a cambio de disminuir el papel de oposición de Morena en la entidad.

Falló el plan de indulgencia a los corruptos, emprendida por el amado líder de la izquierda legítima, según lo demuestra el ventilado caso de corrupción valiente cometido por Eva Cadena Sandoval, fugaz aspirante de Morena a la presidencia municipal de Las Choapas, Veracruz.

AMLO sabe de los enjuagues de los suyos porque sería preocupante que no supiera los enjuagues de sus cercanos, que se han servido del poder al amparo de la “honestidad valiente”.

Es ridículo que ahora López Obrador acuse un complot; como candidato estará expuesto. La honestidad, si existiera, sería el escucho ante cualquier “cuatro”. El dinero sucio de Morena en la campaña electoral de Veracruz termina con el mito de la honestidad pregonado por el tabasqueño durante años, un concepto que le había sido rentable políticamente, pero que hoy demuestra que López Obrador tiene algo de Peje, pero también de lagarto. 

Twitter: @LeoAgusto

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