Chúpate unos huesitos

OPINIÓN 25/09/2015 05:00 Actualizada 05:00

Es natural pensar en tacos de carnitas cuando vemos un cazo de latón que contiene abultados trozos de jugoso cerdo hirviendo entre burbujas de aceite color oscuro. Y al ver los dos cazos de enorme tamaño que reposan en este local, podríamos pensar que se trataría de un puesto de carnitas más.

Algunos se acercan a esta taquería por su característico olor a manteca y naranja; otros, por la tripa rosada que brinca en aceite, exhala vapor y ornamenta el lugar. Pero hay quienes “saben a lo que van”, pues en esta taquería se sirve un platillo poco reconocido, pero con un sabor como para durar poco más de cinco décadas en el mismo lugar.

Afuera del local sobresale una vieja lona roja de la cual apenas puede leerse taquería ‘La Zacatena’, donde ofrecen: ‘Huesitos’, una preparación mexicana que lleva un toque sazonador de Zacatecas, que Cutberto Galicia trajo al Distrito Federal.

Hoy, don Cutberto tiene 85 años, con manos temblorosas y caminando con la ayuda de un bastón, no dudó en contarnos la historia sobre cómo comenzó su negocio familiar.

Era el año de 1964. En ese tiempo, Cutberto tenía una miscelánea, ahí en la colonia Villahermosa, donde las calles de terracería polvosa eran angostas y los conductores de tráileres con grandes cargamentos —que se dirigían a Pachuca—, hacían paradas para despejarse del largo camino. Numerosos grupos de familias transitaban cerca de la avenida principal.

Fue entonces que pensó en algo más sustancioso, más provechoso, por eso pensó en imitar las carnitas al estilo Michoacán. La gente comenzó a llegar por el olor de los cazos escurriendo en aceite. Y entre uno y otro taco, para apaciguar el rugido de hambre, pedían un huesito de cerdo para masticar. Los dientes chocando contra los huesos del espinazo, escarbaban la mayor cantidad de carne que se podía hurgar. Los chupaban, los succionaban y los volvían a mordisquear. De ahí que se volvieran la especialidad de la casa y las carnitas abandonaran sus cazos de metal.

Hoy lo atiende su hijo Cutberto, con la misma receta, el mismo sazón; casi dos horas de cocción a fuego lento, dejan entrever las rectangulares fracciones de carne dorada flotando; con una cubierta rojiza y crujiente por fuera y pintadas de un suave color rosado por dentro; ahí, sus huesitos están casi listos para degustar.

Cutberto los escurre con habilidad y sabe el momento exacto en que debe sacarlos para que no queden ni chiclosos, ni tan duros, sino tersos al gusto. Se cortan y se colocan a manera de taco, se cubren con una salsa y cebolla, cilantro y rábano. Los hay de 300 gramos o de medio kilo. Terminarás chupándote los dedos por su gran sabor y por menos de 50 pesos.

PALADARES

"Aparte del sabor, se sirve bien y barato. Por lo menos vengo una vez por semana. La textura suave de la carne, que no está grasosa, tiene buen sabor y color. La salsa también es buenísima" Eulalio Larios, Cliente.

"Sabe muy rico, tienen sabor. La salsa está muy buena, recomiendo que la gente venga por el sabor de la carne y por su salsita única" Antonio Santiago Comensal.

DÓNDE

Visítalos de lunes a domingo de 2:00 p.m a 11:00 pm, sobre la Calle Oriente 185, esquina con Canal Desfogue, local #76, en la colonia Villahermosa, Gustavo A. Madero.

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