Música para la conquista

OPINIÓN 25/09/2013 05:00 Actualizada 05:00

Todos los manuales con técnicas para la conquista lo recomiendan como uno de sus puntos clave: la música es parte fundamental de la ambientación.

Con ella, podemos hacer que el espacio tome tintes románticos, eróticos, tiernos o sensuales. Por ello, a la hora del amor, hay que saber qué selección musical se debe usar para que el efecto en las emociones y los movimientos corporales sean los esperados.

Hoy, muchas investigaciones sobre el comportamiento del ser humano a partir de la música señalan que ésta es registrada en el cerebro humano en la misma zona donde se generan las emociones, por tanto, podemos hacer que la conducta sea modificada simplemente con poner la música adecuada.

Además, con la música sucede un círculo virtuoso, ya que al ser registrada en la zona emotiva induce a expresarse a través de la conducta, y esta refuerza las sensaciones, lo que en el plano sexual ayuda a mantener el deseo y la pasión altas.

Por supuesto que el gusto musical de cada persona es fundamental de ser tomado en cuenta, pero hay reglas básicas sobre el tipo de ritmos a los que responde eróticamente la mayoría de las personas.

En el sexo se trata de buscar las bases sonoras que produzcan estado de predisposición al contacto erótico. Para tal fin, es necesario que la música actúe en el campo emotivo de la persona haciéndole sentir tranquilo, en confianza, bienestar y, sobretodo, relajado.

La música que relaja no precisamente se refiere a aquella que nos tranquiliza y pone a dormir, sino la que nos quita la tensión para permitir al cuerpo expresarse sin tensión, moverse y actuar.

Así, cuando se quiere provocar romanticismo, lo ideal es que la música sea entre lenta y moderada con una melodía apasionada e intensa y una calurosa expresión de los sentimientos, que use ritmos complejos y libres, llegando a la polirritmia con enriquecimiento armónico, basado en el uso de nuevos acordes y en nuevos recursos para la modulación y que tenga contrastes musicales capaces de sugerir sentimientos a través de matices y con predominio de la música instrumental sobre la vocal, porque se trata de que incite a la proximidad. Las baladas son un ejemplo.

Este tipo de música es buena para propiciar el contacto básico del abrazo tierno y besos largos, pero no profundos, es más efectiva si solo se quiere reforzar el amor, pero no invita al sexo.

Así, cuando queremos ser sensuales y provocar un contacto físico más prendido y cachondo, poniendo pasión por delante, la música debe tener instrumentos de aliento como el saxofón, con ritmos alegres y pegadizos más rápidos y repetidos, que incite al baile, al movimiento y al contacto físico, entre ellas está desde el jazz, los ritmos latinos y caribeños, como la salsa, hasta la música de corte árabe. Algunas fusiones de éstas son muy buenas para lograrlo, lo cierto es que son ritmos menos tiernos, pero más fogosos.

Otras opciones que pueden resultar buenas para provocar a la pareja al encuentro erótico son el chill out, excelente para iniciar la plática, las miradas y los juegos previos, haciendo que el contacto sexual surja como más espontáneamente o el bossanova, que también es buena opción para iniciar con pasión moderada.

Lo que no se debe poner. Por mucho que nos guste, es la música clásica, el heavy metal, rock pesado y el pop ya que son ritmos contraindicados para seducir o crear romanticismo en la pareja.

Estos se distinguen, por ejemplo, en el uso de de guitarras distorsionadas y sonidos altos, construidos alrededor de poderosos acordes, así como de un estilo de percusión más agresivos con voces más estilizadas y dramáticas, en el caso del rock.

El problema con el pop es que el ritmo y las melodías tienden a ser sencillos, con un acompañamiento armónico limitado, y las letras de las canciones se centran típicamente en temas simples, a menudo el amor y las relaciones románticas, pero no profundas.

La música clásica suele tener una atmósfera solemne ya que la mayoría de ella se escribió como obras religiosas o misas completas, por lo que hay ausencia de ritmos que estimulen lo erótico y a pesar de que el ballet se basa en este tipo de música, la expresión del cuerpo está dado más al control completo de éste que a su movimiento más instintivo, que es la parte erótica del baile.

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