Cambio de planes

Rodolfo Rosales

OPINIÓN 25/07/2017 11:24 Rodolfo Rosales Actualizada 11:24

Nuestro lector ha encontrado en el taxi una manera de superarse y de ser un ejemplo para su hijo, como su padre lo fue con él, aquí su historia

Manuel Robles reconoce que se convirtió en taxista más por necesidad que por vocación.

“Recién había cumplido los 20 años y que me embarcó. Mi novia quedó embarazada luego de una relación de apenas seis meses y ni modo, a cumplir”.

“Yo sólo alcancé a terminar el bachillerato, porque durante dos años seguidos no sé si fracasé y o el sistema me falló, pero no pude quedarme en la UNAM y entonces un amigo de mi padre me ofreció manejar su taxi, porque consiguió chamba en un banco”.

“La neta, no me iba mal, pero mi idea era estar como chofer sólo un año mientras esperaba el nuevo periodo de examen, pues mi deseo era ser abogado”.

“Pero yo siento que la vida o el destino tienen sus caprichos y uno de esos fue que mi profesión fuera la de taxista”. 

“Una de esas tardes conocí a la que ahora es mi esposa, en casa de mi amigo, cuando le fui a llevar la cuenta semanal. Nos caíamos bien y en cosa de dos meses nos hicimos novios y pues nos ganó la calentura y a los seis meses nos embarazamos”.

“Para mi fue muy difícil decirle a mi padre, pero le eché huevos y se la solté una tarde que estábamos viendo la televisión. Yo pensé que me iba a regañar, pero me preguntó '¿y ahora qué vamos a hacer?' Eso me gustó mucho, porque hizo suyo mi problema”.

“Luego me preguntó que si la quería o sólo era parte de la calentura de nuestra juventud. Le contesté que era amor y entonces me dijo 'pues a cumplir hijo. Vamos a hablar con los padres de tu novia' y ahí fuimos”.

“Los papás de Nuria, mi novia, se pusieron bien pesados, pero mi padre se la sacó al decirles que 'yo estaba respondiendo como hombre y que él me respaldaba, pero que sino estaban de acuerdo, entonces no podía hacer nada”.

“Sólo así doblaron la manos y se planeó una boda sencilla, todo el mismo día, civil e iglesia”.

“Así que a partir de ahí tuve que pegarle duro a la ruleteada. No niego que al principio me cansaba mucho, pero cuando nació mi hijo me inyectó el amor por esta profesión”.

“Ya han pasado seis años de esto que les cuento y al paso de los años me he enamorado de esta profesión, porque me ha dado para mantener a mi familia y lo mejor de todo es que aprendí a administrar mi tiempo y ahora logré ingresar a una escuela particular y estoy estudiando para abogado”.

“Quiero ser un buen ejemplo para mi hijo, que cuando sea grande vea que padre fue capaz de superarse por amor y apoyarlo en todo, como mi padre lo ha hecho conmigo, porque ahora sé que un hijo es una bendición”.

“Me encanta ser taxista, porque soy dueño de mi tiempo y eso me permite combinar mis estudios y la convivencia con mi familia. Sigo pagando cuenta, eso me obliga a ser constante y eso creo que es parte de mi superación”, concluye.

Si al igual que Manuel deseas ver publicada tu historia en este espacio, mándanos tu historia a [email protected]

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