Las preguntas del 24 de abril

Lydiette Carrión

OPINIÓN 25/05/2016 12:31 Lydiette Carrión Actualizada 12:31

Pero una vez arrestado —ella grabó todo con su celular— le propinó una paliza brutal, mientras le gritaba cosas como: “¿A cuántas más? No tienes derecho. Y todavía te echas a correr. Qué te dije, que cada vez que te veas en el pinche espejo te vas a acordar de mí”.

La anécdota, que se difundió en redes sociales, abrió la discusión –si es que en algún momento se había cerrado– sobre el acoso y la violencia de género en México, si ésta es la manera o no de acabar con estos problemas, y qué tan presente se encuentra esta forma de violencia en la capital.

Muchas personas aplaudieron la acción de la joven. Muchas otras la repudiaron. Pero lo que sigue sin respuesta es: ¿qué está pasando en México, que por primera vez se discuten públicamente problemas tan presentes como los feminicidios, la violencia de género y el acoso en la via pública?

¿La respuesta violenta de la joven está justificada? No lo sé. Pero mientras ocurría esta golpiza, en otro punto del valle de México pasaba otra forma de violencia.

Hace un par de días, la señora Irinea Buendía envió un mensaje, a raíz de la movilización que ella y varios colectivos feministas han organizado para colocar de nueva cuenta las cruces rosas en Chimalhuacán, para visualizar los feminicidios –y es que las cruces originales fueron arrancadas por las autoridades municipales–. Irinea escribió:

“Yo aquí llegando de pegar carteles y volantear y encontré la novedad de que dos hombres empistolados fueron a amenazar a la chica que nos hizo el favor de resguardar las cruces”.

Aquí se generan otras preguntas: ¿Quién le teme a que se visibilice la violencia de género?, ¿por qué genera tanto rechazo entre algunas personas que las mujeres luchen por sus derechos? ¿Por qué, en algunos casos, es tan peligroso para una mujer exigir que se le trate como a un ser humano más?

Ambas historias ocurrieron en el lapso de tres días: la mujer que dejó casi desfigurado a su agresor y la amenaza a punta de pistola que otra mujer sufrió por resguardar unas cruces de madera.

¿Cuáles son las lecciones que tenemos que aprender de estos tiempos? ¿Podemos como mexicanos, como parte de esta gran urbe, construir una forma más igualitaria, menos violenta, de relacionarnos entre hombres y mujeres? En suma: ¿Cuáles son las lecciones que nos dejará esta llamada “primavera violeta”?

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