Respuesta legítima o ajuste de cuentas

OPINIÓN 25/05/2015 05:00 Actualizada 05:00

EL miedo obliga a muchas comunidades de la Tierra Caliente de Michoacán a acatar la ley del silencio, pues en ello, de verdad, les va la vida. Es extraño, sin embargo, que sobre el más grave enfrentamiento con el ‘narco’ en lo que va del gobierno de Peña Nieto, digan no haber escuchado disparo alguno los pobladores de Tanhuato y los de Ecuandureo, municipios en los que está el rancho El Sol, donde fueron abatidos 42 presuntos delincuentes del cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) en un feroz tiroteo con fuerzas federales que sólo tuvieron una baja.

La explicación oficial dada a conocer por Monte Alejandro Rubido adolece aún de dudas relevantes, no atenuadas por la advertencia del comisionado nacional de Seguridad de que estamos todavía en una etapa muy preliminar de la investigación.

Pero preocupan las contradicciones: primero se informó el viernes que el enfrentamiento ocurrió tras la persecución de un vehículo sospechoso que había atacado a un convoy federal y que en su huida ingresó al rancho de marras, donde decidió confrontar a tiros a policías federales y soldados.

Esta versión cambió en el transcurso del viernes pasado: los federales investigaban una denuncia de despojo del rancho y al entrar a ese predio, fueron recibidos con una descarga de fuego que repelieron hasta que la sofocaron. Para entonces se atribuía la ubicación del rancho unas veces al municipio de Tanhuato y otras al de Ecuandureo.

También se dijo en un principio que el tiroteo había ocurrido en una zona rural, lo que más tarde se rechazaría al corroborarse que el rancho está a la vera de la carretera que conecta a Guadalajara con Morelia.

Deberán aclararse, y a la brevedad, el qué exacto de lo ocurrido, así como el dónde y el por qué. Y en esto jugará un papel crucial la información, aún no dada, que responda a estas preguntas: ¿de quién es el rancho El Sol?, ¿quién o quiénes lo habitaban? y ¿cuál es su actividad productiva?

La gente de Tanhuato y de Ecuandureo, así como te dice que nada vio ni oyó, igual recuerda lo dicho por sus padres y abuelos respecto al rancho El Sol. Siempre ha sido —aseguran— centro de operación de delincuentes que llevan años intimidando a la gente. Los más lejanos propietarios que recuerdan se apellidaban Guerrero y se dedicaban al robo de ganado. Fueron expulsados de ahí por las pujantes mafias del narcotráfico y durante algún tiempo fueron lugar de reunión —aseguran— de un grupo de mercenarios contratados por el cártel de ‘El Chapo’ Guzmán conocidos como los “matazetas”. Ese grupo —recuerdan— se habría asimilado a ‘Los Caballeros Templarios’ de Michoacán que al verse tan mermados en sus operaciones, fueron echados y dejaron la puerta abierta, del mercado de las drogas y del rancho, al cártel de Jalisco.

Esta versión de la ‘vox populi’ sugiere que el rancho El Sol ya era uno de sus centros de operaciones y que, probablemente, en él se escondía alguno de sus capos. Pero lo documentable, hasta ahora, es que tiene una superficie de 112 hectáreas y está integrado por una casa principal, una bodega y amplias extensiones agrícolas.

Ese rancho fue el escenario de una de las más sangrientas refriegas registradas en Michoacán durante años. El predio sólo es identificado por una nomenclatura que se oculta tras el follaje de algunos árboles de la zona. Al fondo sólo se observa vegetación y una vasta zona de cultivos, pero el acceso a este lugar es restringido, rodeado con malla ciclónica que apenas permite ver a lo lejos una parte de todo lo que comprende el terreno entre la maleza y algunas bardas colocadas con grandes piedras.

Está ubicado en la recta de la autopista de Occidente, justo en el kilómetro 370, pero para el alcalde de Tanhuato, Ignacio Cuevas, llevaba años deshabitado y él no tenía conocimiento de alguna demanda de despojo o invasión del predio.

Cuevas no oculta lo impresionante del saldo fatal de estos hechos, 43 muertos. Ese número, “para decirlo clarito”, refiere entre sorprendido e irónico, es mayor que el de policías municipales que tiene Tanhuato.

De cara a la experiencia del caso Tlatlaya, en el Estado de México, (donde se ha corroborado la “ejecución” extra judicial, a manos de militares, de un grupo de presuntos delincuentes que, aparentemente, ya habían sido sometidos, la información sobre los hechos del rancho El Sol deberá ser amplia, clara y contundente.

No se olvide: está muy reciente el derribo del helicóptero militar con fuerzas de élite a manos del CJNG y que la falta de claridad y transparencia en la información de lo ocurrido en Tanhuato, atizará a quienes con atinada suspicacia o franca maledicencia, interpreten que lo ocurrido el viernes es un sangriento ajuste de cuentas.

 [email protected]

Comentarios