Segundos pisos, ¿oportunidad de asalto?

OPINIÓN 25/02/2015 05:00 Actualizada 05:00

El lunes por la tarde, Matos Moctezuma viajaba en su auto, iba con rumbo al sur de la ciudad donde imparte una clase. A la altura de Alencastre intentó acceder al segundo piso de Periférico (el de paga), cuando dos hombres que dijeron trabajar para el gobierno del Distrito Federal lo bajaron del auto con el pretexto de que su tarjeta de pago no tenía saldo para usar la vía rápida. Pero esto "no era cierto" explica Valeria, y añade: aunque no tuviera saldo es irrelevante; aun cuando fuera así, no tenían por qué sacarlo del auto, si es que en realidad eran trabajadores de gobierno.

La familia no sabe si estos individuos eran realmente parte del personal que labora en las plumas de entrada a la vía rápida o si estaban coludidos. Lo que sí queda claro es que el único objetivo era asaltar.

Una vez que lo bajaron del auto, uno de los maleantes golpeaba al anciano, mientras el otro le preguntaba si traía dinero. Finalmente, Rafael Matos sacó su cartera. También el teléfono celular.

Los asaltantes no pudieron llevarse el auto. El señor, a pesar de su edad y ser uno solo contra dos hombres, se defendió. Finalmente, lo dejaron en paz y huyeron, ante la vista de todos y en total impunidad.

Lo que más duele a la familia es la falta de solidaridad. Había una fila de autos esperando turno para acceder al segundo piso. Todos vieron cómo golpeaban al anciano, pero ningún automovilista se bajó a ayudar o defender. Únicamente, cuando los agresores se habían ido, una mujer se acercó.

El colofón de toda la historia es, por supuesto, la ausencia de la autoridad. Se pidió ayuda a la policía capitalina, pero jamás llegó una patrulla.

Los asaltos en esta modalidad en realidad son frecuentes, ya que se trata básicamente del mismo modus operandi de los ladrones de crucero: en semáforos, mientras se espera avanzar en un tráfico pesado, individuos armados, a pie o en moto, despojan a los automovilistas.

En los segundos pisos, se han registrado más bien accidentes automovilísticos, no tanto hechos de este tipo. Sin embargo, los asaltos fueron relativamente frecuentes durante el periodo de construcción de estas vías rápidas, aprovechando -de nuevo- el tránsito vehicular lento.

Quizá lo que haya que temer y evitar es eso: la imposibilidad de huir.

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