Si fuera una película

Ariadna Montoya

OPINIÓN 25/01/2016 20:14 Ariadna Montoya Actualizada 20:14

Querido diario: 

Ayer, a pregunta expresa, me quedé pensando: si nuestra historia estuviera pensada para ser contada en una película, sí, aunque fuera una película porno y de bajo presupuesto, tendría que comenzar con una toma de un escritorio con una computadora encendida. La cámara se acercaría al monitor lentamente dejando ver una página de internet, con fondo negro y un nombre seductor en letras plateadas. La pantalla cambiaría súbitamente a negro. Menos de un segundo después, saldría un primer plano de la página de internet a la que se le intercalarían los créditos y, de fondo, música al estilo de Iggy Pop.

Los nombres de los protagonistas aparecerían escritos con letras metálicas y la tipografía estilizada del nombre de la página. Se difuminarían para aparecer y desaparecer en intervalos de dos segundos, mientras se ve cómo el usuario recorre el sitio de internet. La cámara se queda fija sobre el monitor, pero las imágenes en éste se mueven por el cursor operado por una mano que no sale a cuadro.

Primero se vería que debajo del encabezado hay un subtítulo: Lista de escorts en México, DF. Inmediatamente después, las fotos de muchísimas chicas hermosas ordenadas en varias líneas y cinco columnas. Las líneas hacia abajo son incontables.

En la primera se ven dos mujeres rubias y tres morenas, una de ellas con unos profundos ojos verdes; sus nombres estarían escritos con letras amarillas, pero como el cursor haría un rápido barrido hacia abajo no daría tiempo de leerlos. Bajaría varias líneas en las que se podrían ver al menos unas 50 fotos de mujeres, todas hermosas; algunas destacan sus rostros, otras sus cuerpos, principalmente con imágenes topless, hasta llegar a otro subtítulo: Lista de escorts en Querétaro.

La cámara haría entonces close up de una de las líneas de chicas. Aparecerían una rubia, con los pechos desnudos y curvas perfectas. Se llama Victoria. Siguen Daniela, trigueña; Lorena, rubia de senos deliciosos; Carla, con la musculatura marcada y abdomen trabajado, y Melanie, con cabello lacio, negro y muy largo. Ojos verdosos y cara bonita. El cursor se pondría sobre la foto de Carla, se escucharía el clic del mouse, con el volumen amplificado para un mejor efecto en el público. Con el clic se abriría una nueva página con otra foto de la chica, de mucho mejor tamaño. A la derecha, sus datos: Carla - México, DF; estatura: 1.62; peso: 49 kg; medidas: 90-60-90; ojos: aceitunados; idiomas: español; viajes: no; horario: completo. Su teléfono y correo electrónico también aparecerían.

Abajo de sus datos, nueve fotos de ella mostrando los senos y su rostro hermoso en poses sugerentes. Se hace un close up al cursor sobre la flecha de regresar; al sonido del clic, aparece de nuevo la página con las cinco columnas. Un poco más abajo la cámara recorre una nueva hilera de cinco candidatas.

La primera, una morenita de cabello rubio, se llama Suzane; la segunda, Ingrid, una chica de piel blanca, cabello negro y ojos verdes; Tina, la tercera, cara bonita, cuerpo muy esbelto, con blusa y falda de secretaria ejecutiva; la cuarta, Vanessa, es una morena despampanante, con los senos expuestos y la mirada profunda; la quinta, yo. La cámara empezaría  un zoom in a mi foto cuando el cursor, sobre mi nombre provocara el sonido de clic y cambiara la pantalla a la de mi perfil personal:

Lulú Petite - México, DF; estatura:1.60; peso:46 kg; medidas:88-55-88; ojos: cafés; idiomas: español; viajes: no; horario:12:00 p.m. a 12:00 a.m. Desde luego, mi teléfono y correo electrónico aparecerían también.

Abajo las nueve fotos con las que promociono mis servicios. La cámara haría un nuevo zoom in hacia mis imágenes, cuando se acerca mucho, la pantalla hace un fade out a negro y se oye una marcación telefónica. Ring… ring… ring… clic, se escucha al aceptar la llamada. Al contestar, con la toma aún en negro, se escucha una voz femenina, soy yo:

—¿Hola?

—Hola

—¿Eres Lulú?

—Sí, soy yo.

—Hola Lulú, ¿me puedes dar información de tus servicios?

—Sí, claro, mira: el servicio es por una hora, es un trato de novios con muchos besitos y caricias, sexo oral y vaginal, todo con preservativo. No hago sexo anal, son todas las relaciones que quieras tener en la hora y podemos vernos en hoteles de la salida a Celaya o a Juriquilla.

—Está bien, me interesa, ¿puedo verte hoy?

—Sí,  avísame con media hora de anticipación y con mucho gusto.

—Ok, entonces date por avisada, voy para allá. ¿Te llamo cuando me instale?

—Sí, por favor. Yo salgo a verte cuando tenga confirmado el número de habitación.

—Está bien, Lulú, entonces voy para allá.

—Bueno, y ¿cómo te llamas?

—Soy Mat y tengo muchas ganas de conocerte.

Eras tú. Terminan los créditos y comienza la película. A veces pienso: ¿y si de esa enorme lista hubieras llamado a otra, a cualquiera de esas otras chicas hermosas que se anunciaban ese día en tu tierra? Otra sería la historia de mi vida. Cómo una llamada, un momento, una decisión, te pueden cambiar todo.

 

 

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