Alivio migratorio

OPINIÓN 24/11/2014 05:00 Actualizada 05:00

Muchos son los paisanos que estaban en espera de las decisiones que el presidente de EU, Barack Obama, tomó el jueves pasado y que eliminan el riesgo de deportación a poco menos cinco millones de indocumentados que viven allá, la mayoría mexicanos.

Para evitar su deportación y ofrecerles la posibilidad de obtener un permiso de trabajo, Obama tuvo que recurrir a facultades previstas en Estados Unidos, para evitar parálisis ante la falta de acuerdo con el poder legislativo. Allá se le conoce como acción ejecutiva y fue la manera que el mandatario estadounidense encontró, en su nivel más bajo de popularidad, ante el rechazo permanente a su reforma migratoria de parte de la oposición republicana. Si en su primer periodo y en la primera mitad del segundo, la mayoría legislativa de ese partido en la Cámara de Representantes le impidió avanzar en el tema, no vislumbraba ya posibilidad alguna de acuerdo ahora que la mayoría en el Senado también es republicana.

El anuncio de Obama celebrado por buena parte de la comunidad hispana y aplaudida por los gobiernos de México y otras naciones latinoamericanas, pero al interior de Estados Unidos también dejó sentado un tono de confrontación con los republicanos que, con su mayoría en el Congreso, trabajan desde ya para impedir la acción ejecutiva por considerarla un exceso de la autoridad del Presidente y una medida anticonstitucional.

Por eso, el tema va más allá de la inmigración y profundizará las ya de por sí muy agudas divisiones partidistas en otros asuntos que deben ser debatidos en el Congreso, desde la confirmación de nominados presidenciales, el presupuesto del gobierno e incluso la ya en marcha reforma al sistema de salud.

Este plan al que desde ya se le añade el carácter de “alivio migratiorio” al poner coto a la deportación masiva de indocumentados, constituye el cambio más extenso a la política migratoria de Estados Unidos en por lo menos 30 años.

Tiene peso porque pues afecta directamente a casi cinco millones de personas y se involucra en temas muy sensibles para los estadounidenses como la seguridad fronteriza y el desarrollo económico.

Además, visto el tema a más largo plazo, influirá en la carrera presidencial de 2016, sobre todo ahora que los hispanos tienen la fuerza para jugar un rol muy notorio.

Las acciones ejecutivas como esta que referimos están limitadas en tiempo y en magnitud, por tanto no será esta una decisión definitiva. La única manera de que así fuera implicaría, inevitablemente una decisión legislativa, detrás de la cual se necesitaría un acuerdo partidista que no se ve por ahora cómo alcanzar.

Esta decisión de Obama de limitar deportaciones de migrantes sin documentos, de ninguna manera implica un camino hacia la ciudadanía. Es más, ni siquiera abarcan a toda la población indocumentada (unos 11 millones en todo el país) ni siquiera a los ocho millones que estaban contemplados en el proyecto de ley que fue aprobado en el Senado en 2013, pero que le bateó la Cámara de Representantes.

2. SONORA. Impresionante fue la marcha ciudadana en solidaridad con las familias de los desaparecidos de Ayotzinapa a la que sumó un ya basta a los agravios sufridos por los mexicanos (la contaminación del río Sonora y la impunidad en el incendio de la Guardería ABC), que se llevó a cabo en la ciudad de Hermosillo. Combativa, multitudinaria y bien organizada terminó con la irrupción y toma momentánea del Congreso de Sonora.

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