Dos caras de un grito

OPINIÓN 24/06/2014 05:00 Actualizada 05:00

México es una nación que nació con un grito dado por el cura Miguel Hidalgo para arengar al pueblo a levantarse contra el dominio español en lo que un día fuera la Nueva España. Un grito que es como el que da un bebé al nacer para manifestar su existencia después de salir del vientre de su madre.

Y desde entonces, el grito ha acompañado la búsqueda de la identidad nacional del mexicano, especialmente cuando se trata de futbol. Una de las primeras porras fue la célebre "chiquiti bum", que según los románticos del balón era una emulación del ruido del tren al partir donde iba el representativo nacional de la ciudad de México hacia el puerto de Veracruz para después embarcarse hacia Europa para participar en el Campeonato Mundial de Italia en 1934.

Después vinieron años de triste memoria para el futbol mexicano en los mundiales, con goleadas, participaciones honórificas, equivocadas predicciones colectivas como en el campeonato de Argentina 78, donde México quedó en el último lugar del torneo. Y un veto que impuso la FIFA a la Femexfut por el caso de los cachirules, que evitó la participación en el Mundial de Italia 90 y le cortó las alas a una relevante generación de futbolistas que destacó en México 86.

Fue en el Mundial de Francia 98 donde surgieron nuevas maneras de apoyar a la Selección nacional desde la tribuna; primero con el tradicional Cielito Lindo que prevalece al día de hoy y el controvertido grito de "Sí se puede", que fue una transición de la mediocridad hacia un futbol capaz de competir con cualquier selección del mundo en igualdad de condiciones.

En el Mundial de Brasil se popularizó otro grito por parte de la afición mexicana que se apersonó en los juegos de la Selección nacional para intimidar al guardameta del equipo contrario y llamó la atención de las autoridades de la FIFA. Desató un debate nacional que polarizó a defensores y detractores del grito de guerra que fluctuó entre la homofobia y la libertad de expresión. Esta polarización no se veía en términos políticos desde el conflicto poselectoral de 2006, como lo señaló Fabiola Guarneros en su columna del domingo pasado en el periódico Excélsior. Y en el ámbito social, la última polarización que se dio entre los mexicanos fue hace unos meses debido a la cancelación del festival de Heavy Metal "Hell and Heaven" que fue suspendido por el gobernador Eruviel Ávila porque no se ofrecían las garantías de seguridad en el recinto de la Feria del Caballo en Texcoco.

Ayer, la FIFA dijo que no había problema con que los mexicanos le gritaran "puto" al portero contrario al momento de realizar el despeje, ya que la tribuna utiliza la acepción de cobardía. Y la hinchada se dio vuelo, le gritaron así a los croatas también al momento de cobrar los tiros de esquina. Quizá la RAE deberá agregar una nueva acepción de la palabra en su próxima edición del diccionario que actualiza año tras año: Futbolista que pone el balón en juego cuando se enfrenta a la Selección mexicana.

Periscopio

Otro mal día para el alcalde de Acapulco, Luis Walton. Aficionados del puerto derribaron la estatua de la Diana Cazadora durante los festejos por la victoria de México contra Croacia que le dio el pase a los octavos de final en Brasil 2014. El candidato de López Obrador para la gubernatura del estado de Guerrero queda, una vez más, por debajo de las expectativas cuando se trata de gobernar.

En el radar

Demasiado tarde se disculpó el ex director de la televisión educativa de la SEP y mala copa, Fausto Alzati. Finalmente aceptó que sí era su voz la que censuró la lectura de un poema.

Bitácora de lo absurdo

Los aficionados que adquirieron boletos para personas con discapacidad en el Mundial de Brasil y se levantaron de las sillas de ruedas para festejar los goles de su equipo.

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