De madres e hijos

OPINIÓN 24/06/2013 05:00 Actualizada 05:00

El cambio de vida en las sociedades modernas ha tocado fibras esenciales, como las maternales. Esto porque hace unas décadas las madres mexicanas no tenían complejo de culpa por trabajar y dejar a sus hijos pequeños en guarderías, y esto tenía una razón: la inmensa mayoría no salía de casa.

Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI), pone en claro que con el desarrollo laboral y profesional las mujeres comenzaron a trabajar fuera del hogar y a acumular sentimiento de culpa.

“En muchos casos fue el motor que relajó la disciplina de los niños, los límites se rompieron y algunas mujeres perdieron —a nivel emocional— la autoridad moral para guiar a sus hijos”, alerta la especialista.

Un futuro complejo

No se trata de decir que los tiempos pasados eran mejores, sino que el arquetipo tradicional de madres-hijos, que duró siglos, se transformó en unas décadas, pero el proceso de adaptación llevará tiempo y será para bien.

“El problema esencial es que en muchas madres sí prevalece el instinto de competitividad sobre el materno. Las mujeres están más preocupadas por su realización interna que por ser madres, pero llega un punto en la vida que hay que pagar factura y es cuando las madres se encuentran dentro del problema descrito”, dijo Sotelo Arias.

En este plano, Lourdes Morales Carrillo, integrante y docente de CEEPI, explica que este efecto se da con mayor crudeza en madres solteras y mamás que son el sostén económico del hogar.

“En términos psicológicos, las mamás de antes tenían menos complejos porque eran menos conscientes de lo que hacían y confiaban más en su instinto materno. Ahora las mujeres son más instruidas, sobre todo en las áreas urbanas. Tienen mucha información que les dice cómo ser una buena madre y al final esto puede generar confusión, angustia y culpa si es mal interpretada dicha información”, advierte.

Escenarios de la maternidad complicada

Una madre que trabaja todo el día se siente incapaz de imponer disciplina con sus hijos debido a la culpa que le genera no estar con ellos.

Son mamás que tuvieron escenarios traumáticos en su infancia y temen repetirlos con sus hijos, por lo que suelen ser indulgentes con ellos.

“Es necesario hacer una diferenciación de lo que fuimos a lo que son actualmente los hijos de uno. El contexto no es el mismo y las personas cambiaron. Puede ser un parámetro, pero nunca es bueno irse al polo opuesto”, según Morales.

Hay mamás divorciadas que estrenan pareja y se sienten culpables con sus hijos por esta razón. “La madre tiene que quitarse la culpa porque en la medida que ella funcione mejor como mujer, lo hará mejor como madre”, opina Sotelo Arias.

Cuando el escenario se torna ingobernable y los límites entre madre e hijo son inexistentes, lo mejor es acudir a la ayuda de un profesional.

El CEEPI dispone de psicólogos infantiles y clínicos capaces de poner remedio a los problemas expuestos.

Comentarios