Espionaje

OPINIÓN 23/10/2013 05:00 Actualizada 05:00

Acusaciones de intromisión en asuntos internos de México llevaron al gobierno de Vicente Fox casi a la ruptura diplomática con Cuba en mayo de 2004. Las de espionaje al presidente Peña Nieto y al ex presidente Felipe Calderón que hoy se atribuyen a EU han desatado una tormenta que ameritaría una reacción por lo menos similar. Pero no será así, el gobierno de México está muy subordinado a los intereses de Washington aunque el argumento será el de la aceptación de lo inevitable: siempre han espiado y lo seguirán haciendo.

Aquella ruptura con La Habana (que implicó el retiro de la embajadora mexicana y la expulsión de dos diplomáticos cubanos) fue anunciada el 2 de mayo de 2004. Atrás de ella venía una serie de acontecimientos: las maniobras del país caribeño para evitar que México votara en la ONU una resolución de condena a sus violaciones a los derechos humanos, el ofensivo “comes y te vas” a Fidel Castro, la torpeza de Fox exhibida en la grabación de una llamada telefónica y la escandalosa intriga del panismo en el poder y los llamados poderes fácticos para frenar, mediante los videoescándalos, el ascenso de la opción política que ofrecía López Obrador. No se olvide que protagonista de esa intriga fue el empresario Carlos Ahumada, que se escondió en La Habana y fue deportado a México después de que le sacaron toda la sopa de la truculenta maniobra.

No fue aquella respuesta a Cuba una reacción firme y digna en defensa de la soberanía (concepto anacrónico y desechable durante la docena trágica panista), sino consecuencia de los desatinos de Fox y su canciller Jorge Castañeda Gutman, atrapados por la astucia de Castro y temerosos de que también exhibiera sus antidemocráticas trampas políticas internas. ¿Hasta dónde llegará la diplomacia mexicana ahora que se acusa a Washington de espiar a Peña cuando era candidato del PRI y a Calderón cuando era Presidente?

Las acusaciones están sustentadas en cables confidenciales del ex agente estadounidense Edward Snowden (hoy asilado en Rusia), filtrados primero al periódico británico The Guardian y después al semanario alemán Der Spiegel. Forman parte, a saber, de 250 reportes clasificados de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) obtenidos de la infiltración de la red de la Presidencia de la República. Lo que en ellos debe haber ha de ser candela pura que el gobierno mexicano debe ser el primer interesado en que no se sepa.

Se metieron, pues, hasta la cocina, y es inaceptable la respuesta de EU de que va a conciliar sus requerimientos de inteligencia con la legítima demanda de sus socios y aliados de que se respeten las comunicaciones privadas, porque al final de cuentas, dice cínicamente el Departamento de Estado, todos se espían.

Y es cierto, todos se espían, pero cuando emergen esas acciones ilegales del soterrado mundo del espionaje, las reacciones, por lo visto, no son las mismas. Lo serían con la guía de una política exterior cuyo prestigio fue reconocido por años pero que el PAN se encargó de pisotear y que no se ha visto que el PRI retornado al poder esté dispuesto a rescatar, aun a costa de pisar intereses de EU a los que, le decía, estamos totalmente subordinados. Habrá que esperar, por lo pronto, si en efecto el presidente Obama cumplirá la promesa que le hizo a Peña Nieto de una investigación exhaustiva, y si el Cisen y la Policía Federal encuentran aquí a mexicanos involucrados en esa red de espionaje.

Instantáneas

1. REACCIÓN. La Secretaría de Seguridad Pública del DF declaró desierta la licitación para la renta de patrullas con la que, de acuerdo con lo aquí denunciado, se pretendía repetir el esquema implementado en el gobierno de Marcelo Ebrard en el que el arrendamiento resultó más costoso que la compra de los vehículos. Ojalá sea un indicio de que ya se investiga a la “mafia de las patrullas”.

2. EN MENUDO lío se ha metido Lilián de la Concha, ex esposa de Fox: es investigada en EU por lavado de dinero por 500 millones de dólares. El problema fue que se relacionó sentimentalmente con Marco Antonio Delgado, a quien un jurado de El Paso, Texas, acusa de estar asociado a un grupo delictivo que tiene base en Jalisco.

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