El obstáculo es el PRI

OPINIÓN 23/08/2013 05:00 Actualizada 05:00

El PRI y el gobierno de Peña Nieto esgrimen sólo dogmas neoliberales para justificar su intención de privatizar el petróleo. Lo hacen porque no tienen argumentos reales ni cifras inapelables que respalden su idea de entregar la riqueza petrolera a manos privadas extranjeras.

Llevan 30 años recitando el catecismo neoliberal a la hora de promover reformas o privatizaciones: “con esta medida se logrará detonar la economía, se crearán fuentes de empleo, la competencia hará que mejoren productos y servicios y habrá una baja de precios”, han dicho hasta el cansancio. Ya privatizaron casi todo y han aplicado un sinnúmero de reformas que lograrían, según los neoliberales, el “ingreso de México al primer mundo”. Sin embargo, en estos 30 años los neoliberales del PRI y el PAN sólo han logrado un crecimiento anual promedio de dos por ciento.

Recientemente, en noviembre del año pasado, aprobaron una reforma laboral con la que prometieron la creación de 300 mil empleos inmediatos y, en lugar de eso, los grandes consorcios despidieron a 68 mil trabajadores.

La pregunta es: ¿dónde están los resultados?, ¿dónde está el repunte económico?, ¿dónde están los empleos?, ¿dónde está el bienestar?, ¿dónde está el primer mundo que han prometido con cada privatización y cada reforma que han aprobado? ¡No existen!

Sin embargo, insisten en su fanatismo neoliberal y en el caso del petróleo Enrique Peña Nieto, Pedro Joaquín Coldwell y César Camacho sólo repiten dogmas viejos e ineficaces. Por eso rehúyen el debate con quienes nos oponemos a la privatización del petróleo.

Saben que un debate serio sobre el tema llevaría forzosamente a una evaluación profunda de los últimos 30 años y no quieren que sus nulos resultados sean exhibidos de cara a la nación.

No quieren rendir cuentas de qué ha pasado con privatizaciones como ferrocarriles, banca, carreteras, aerolíneas e ingenios azucareros porque todas han sido un fracaso. Datos duros, cifras y argumentos razonables sobran a quienes nos oponemos a que se privatice la mayor industria del país.

Por eso el PRI rehúye el debate real, con quienes verdaderamente se oponen a la privatización. El PRI sólo quiere ir al debate con quienes están de acuerdo con privatizar el petróleo. César Camacho quiere un debate con algodones, un debate en el marco del Pacto por México, un debate con telepromter, porque no tienen razón y porque no quieren que se conozcan los abundantes argumentos contra la privatización.

Quieren ocultar que son ellos, el PRI y los neoliberales, el verdadero obstáculo para el desarrollo de México.

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