De chicos y policías

Lydiette Carrión

OPINIÓN 23/06/2016 13:32 Lydiette Carrión Actualizada 13:32

En mayo de este año se encontraban jugando futbol. Se pelearon. Los custodios no intervinieron. Ahora uno de ellos perdió el ojo.

Parece que mayo calienta la sangre.

El 17 de mayo, pero de 2012, un grupo de adolescentes y jóvenes detenidos se enfrascaron en una riña. Era un grupo de menores infractores, aproximadamente 20, pero los trataron como si fueran criminales. La policía ingresó hasta con perros. Por las golpizas que propinaron los policías, hubo chicos que se fueron al hospital, con fracturas y traumatismo craneoencefálico.

La Comisión advertía que se debía tomar una serie de medidas para prevenir que algo así pasara nuevamente. Las autoridades responsables fueron amonestadas: los guías (una forma elegante de decir policías para menores de edad), y por supuesto el Gobierno del Distrito Federal (del cual depende el centro para menores). 

No fue la única historia triste de 2012 que involucró a menores y policías. En enero de ese mismo año, un adolescente de 17 años se suicidó mientras se encontraba en la agencia del ministerio público 57, porque había querido robarse una cafetera en una casa particular. El chavo estaba enfermo de hepatitis, se había drogado, y en su confusión, se metió a una casa ajena. Lo encontraron mientras sostenía la cafetera. Así que lo detuvieron. Pasó poco más de un día en custodia policial, y en ese tiempo se suicidó con una cobija que le habían dado para que no pasara frío.

 Y en 2014, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal emitió su recomendación 03/2014, por el caso de San Fernando.

Se supone que la recomendación fue aceptada por las autoridades y que actualmente se encuentra en trámite. Sin embargo, en 2015, la CDHDF pidió de nueva cuenta que se tomaran medidas para prevenir problemas al interior del lugar.

El 11 de mayo pasado, la CDHDF emitió un comunicado en el que relató que, de nueva cuenta, hubo riña en San Fernando, cuatro menores resultaron heridos, “uno de gravedad”. Ahora se sabe que el chico de gravedad, un adolescente de 16 años, perdió un ojo como consecuencia de la golpiza recibida. En este caso, los golpes no provinieron de los custodios, sino de otros internos. Sin embargo, las autoridades no intervinieron a tiempo. 

GLOSARIO DE SUPERVIVENCIA Verano: Temporada de nado… en los “encharcamientos”.

 

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