Censura

OPINIÓN 23/04/2014 05:00 Actualizada 05:00

Desde la firma del Pacto por México, señalé que los 95 compromisos contraídos representaban un alto riesgo para el país. Las llamadas reformas estructurales impulsadas con base en el Consenso de Washington de los años 80 han mostrado su fracaso el mundo entero.

Dada la correlación de fuerzas en el Congreso, era al menos ingenuo pensar que las propuestas progresistas tendrían éxito en la vía legislativa. Desafortunadamente, el tiempo nos ha dado la razón, sin que la razón haya dado el tiempo suficiente para discutir las iniciativas desestructuradoras con las que avanza la derecha implacable para aniquilar al Estado.

Una de las reformas más esperadas fue la de telecomunicaciones y radiodifusión, donde numerosas personas llegaron a considerar que realmente representaba un “nuevo paradigma”. De seguro a muchas personas, como a mí, siempre nos parecieron desmesuradas esas expresiones.

Ahora vemos que a la luz (o más bien a la oscuridad) de las leyes secundarias, hay enorme preocupación del resultado que se avizora. No es para menos, ya que de consumarse esta reforma, se atentaría contra los derechos fundamentales de libertad de expresión y de información y, por si fuera poco, contra la libertad de asociación. En pocas palabras, contra las garantías individuales, que ahora tienen el rango de derechos humanos.

Es decir la violación a la Constitución. El proyecto ignora el carácter de servicio público que tienen las telecomunicaciones y la radiodifusión, además de discriminar a los medios públicos con objetivos sociales, a los cuales les niega toda posibilidad de comercialización; mientras, deja intocable al duopolio de la TV abierta y le permite seguir con la concentración en la TV de paga. O sea no promueve una competencia efectiva, ni tampoco desarrolla mecanismos para limitar la concentración de frecuencias y concesiones. Esta reforma plantea la censura para internet, intervención de la comunicaciones, bloqueo de señales en eventos y lugares que considere críticos la mismísima Secretaría de Gobernación. Ante esta serie de arbitrariedades, ayer hubo una protesta en el Ángel y circula una carta dirigida al Senado para frenar este proyecto, que puede checar en intrenet.

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